Las ausencias, protagonistas de la boda de María, nieta de José María Ruiz Mateos
La hija de Zoilo, el primogénito del clan, ha celebrado su gran día en el madrileño colegio del Pilar, primero, y en El Cortijo de Mónico, en Majadahonda, después
Un sabor agridulce se ha apoderado del gran día de María Ruiz-Mateos Fernández Durán, hija de Zoilo y nieta de José María Ruiz-Mateos y Teresa Rivero. Y no solo porque a su enlace, celebrado este sábado, ha faltado su abuelo, fallecido en el año 2015. A buen seguro que ha estado muy presente el recuerdo del empresario, quien no ha sido el único ausente a la ceremonia. También el padre de la novia, así como sus cinco hermanos, se han perdido el 'sí, quiero' de María Ruiz-Mateos, aunque en su caso por una razón bien distinta.
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Y es que los seis hermanos se encuentran en la actualidad cumpliendo una condena de dos años y medio dictada por el Tribunal Supremo por estafa, por lo que su presencia en la boda de María con un ejecutivo de BBVA y antiguo alumno del madrileño colegio de El Pilar ni siquiera se contemplaba. La ceremonia ha tenido lugar precisamente en la capilla de este enclave y, posteriormente, los invitados se han trasladado hasta la finca La casa de Mónico, situada en Majadahonda, concretamente en la carretera de La Coruña.
Allí los asistentes al evento de este sábado han disfrutado del correspondiente convite posterior a la celebración religiosa, unos festejos que Zoilo, padre de María y padrino de su boda, ha intentado por todos los medios no perderse. Pero finalmente los recursos que ha presentado para que le fueran concedidos los pertinentes permisos no han surtido el efecto deseado por él. Cabe recordar que Zoilo, casado con Carmen Fernández-Durán Soto, fue condenado a finales del año pasado por un delito económico de estafa como consecuencia de la compra de dos hoteles, uno en Mallorca y otro en Gran Canaria.
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Para la ocasión, María Ruiz-Mateos ha elegido un romántico diseño con cuello en pico y cuerpo drapeado que ha complementado con unos originales zapatos en azul petróleo y el pelo recogido en un moño bajo. En sus manos, el tradicional ramo nupcial. Teresa Rivero, abuela de la novia, llegaba al lugar de la ceremonia religiosa luciendo un traje de dos piezas en tono caqui con la falda de flores bordadas.