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El musical Jesus Christ Superstar regresa a Madrid para representarse del 22 de mayo al 9 de junio en el Teatro EDP Gran Vía. El espectáculo, dirigido por Massimo Romeo Piparo, regresa con la interpretación del reconocido actor, compositor y cantante Ted Neeley en el papel de Jesús, el inolvidable protagonista de la película de Norman Jewison de 1973. ¡HOLA! charla con el protagonista de est a obra maestra creada para el West End de Londres, que ha triunfado también en Broadway, y cuenta con música de Andrew Lloyd Webber y letras de Tim Rice.
-No muchos actores tienen la oportunidad de representar durante tanto tiempo un mismo personaje. ¿Qué significa para usted seguir metiéndose en la piel de Jesucristo casi medio siglo después del estreno de esa icónica película?
Honestamente, me encanta. La primera oportunidad me llego en 1971 con el show de Broadway. Rodamos la película en 1972, se estrenó en 1973, y desde entonces sigo interpretando el personaje y disfrutando de cada momento.
- ¿Todavía encuentra nuevos matices en este personaje que ha representado durante tantos años?
Por supuesto. Siempre hay algo nuevo en cada función. Todo el mundo en la compañía es italiano menos yo. Ellos llevan representando la función en Italia durante 25 años, yo llevo 6 años con ellos haciendo este tour y cada noche hay algo nuevo en el show.
Ahora 'Jesucristo Superstar' incluso se representa en iglesias, pero en su día, el estreno de la película supuso un gran escándalo. ¿Cómo recuerda usted ese momento?
Tengo grandes recuerdos y aún mejores de cuando estrenamos el show en Broadway en 1971. Teníamos protestas en la puerta cada noche , intentando que no pudiéramos acceder al teatro. No había violencia , pero no querían que entráramos al teatro a hiciéramos esta función "sacrílega". Pero cuando rodamos la película y se vio en el mundo entero... tuvimos una gran respuesta por parte del papa Pablo VI que vio la película con el director y le encantó. En el momento que el Papa dijo que era una buena película, todo cambió. Empezaron a ponerla en las iglesias, para enseñar religión a los niños a través de la música y desde entonces ha sido un gran éxito.
Conoció a su mujer durante el rodaje de la película ¿cómo fueron los inicios de esa historia de amor?
¿Cuánto tiempo tenemos? (pregunta entre risas) Sí, mi esposa era una de las bailarinas de la película. Una preciosa mujer que actuaba en el ballet nacional de Canadá. Bailaba con Baryshnikov, Nureyev y muchos otros bailarines clásicos... Cuando empezamos el rodaje me iban presentando a todo el mundo y un día en el set estábamos haciendo una escena en la que Jesús y María están sentados junto a una hoguera y todo el mundo entra trayendo comida ...los bailarines entraban bailando y haciendo movimientos y su pelo estuvo punto de quemarse con el fuego. Así que Yvonne Elliman, la actriz que interpretaba a María Magdalena y yo decidimos avisar a la gente para que tuvieran cuidado de no quemarse en la próxima toma. Ella fue por un lado y yo por otro y toqué en el hombro a la primera persona me encontré para advertirle de que tuviera cuidado con el fuego. Le toqué en el hombro, se dio la vuelta, y cuando me miró.... me quedé mudo. No podía articular palabra... (risas) Y desde entonces estamos juntos.
Esta es una obra que se ha representado a lo largo y ancho del mundo entero y aquí en España la estrenó Camilo Sesto en 1975. No sé si usted conoce el trabajo de Camilo Sesto y qué opinión le merece...
Le conozco, pero no sabía que también había hecho este show y desde el momento en que me lo dijeron, que ha sido hoy, pensé 'hay que hacer que venga a ver la función' ¿Crees que él querría venir a ver el show?
Probablemente...
¡Sería fantástico! Todo un honor.
Así podrían conocerse. Dos Jesucristos cara a cara...
¡Me encantaría!
Camilo siempre dice que 'Getsemaní' es una canción prácticamente imposible de cantar incluso para cantantes profesionales... ¿Cómo logra usted seguir manteniendo su voz en forma para cantarla día tras día?
No es nada fácil. Estoy de acuerdo con Camilo, es una canción muy difícil de cantar, pero a la vez es una de las canciones más maravillosas que jamás se hayan escrito. Lo que me inspira a seguir cantándola es el concepto, la historia de los últimos siete días de este hombre llamado Jesús de Nazaret que hablando con su padre le pregunta : ¿Por qué tengo que morir?. Y eso da mucho miedo. ¿Cómo te sentirías si tu padre estuviera intentando matarte? Así que ahí tengo la inspiración para mantener la frescura cada noche. Y soy muy afortunado de que la voz (toca la madera de la silla) aún me funcione.
Estoy seguro de que le habrán sucedido muchas anécdotas interpretando este personaje ¿podría contarnos alguna?
La primera vez que tuve la oportunidad de interpretar el personaje, en Nueva York, en 1971, yo era el actor suplente para el papel. Y, al principio del show, cuando una voz anunciaba quien interpretaría los papeles principales, comunicaron que sería yo quien haría el papel de Jesús. Y entonces el público comenzó a abuchear, decepcionado.... Y yo lo escuché de camino al escenario. Entonces me dije, tengo que hacer algo para solucionar esto. Y cuando canté 'Getsemaní', todo ese público se puso en pie y empezaron ovacionarme. Estaban completamente sorprendidos tras escucharme cantar la canción. Nunca olvidaré ese momento... Y yo estaba allí recibiendo el aplauso, disfrutando ese maravilloso instante, y estaba subido en una especie de plataforma piramidal que el director había puesto en escena para que yo hiciera como que escalaba una montaña...y cuando terminé mi canción, de rodillas, y estaba recibiendo los aplausos, me caí al suelo de bruces desde lo alto de la plataforma. (Risas) Es un gran recuerdo.
¿Meterse tantas veces seguidas en la piel de Jesucristo le hace a uno querer ser mejor persona?
Sí. Absolutamente. Cuando haces algo durante tanto tiempo tienes que implicarte a fondo. Cuando era pequeño, en mi ciudad natal, en Texas, yo era muy activo en la vida de la iglesia. No porque me obligaran sino porque era un pueblo tan pequeño que toda la vida social transcurría en la iglesia. Así que yo cantaba con frecuencia en la iglesia y eso me preparó para este papel. Yo conocía perfectamente la historia que estaba contando cuando empecé con las funciones y eso me hacía conectar con el público. Yo recibía la energía del público y quería devolvérsela. Eso crea un circulo, una especie de energía espiritual que surge en cada espectáculo y, que hace al espectador feliz y a mí me mantiene con la fuerza necesaria para seguir interpretando el papel.
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