La cadena de restaurantes del famoso cocinero británico Jamie Oliver está al borde de la quiebra, tal y como anunció él mismo a sus seguidores. El chef explicó que ha colocado el negocio en manos de unos administradores y que están en peligro, debido a esta situación, más de mil puestos de trabajo. La firma de Oliver informó de que ha designado a la compañía de auditoría KPMG para que se haga cargo de este proceso, cuya misión será ahora la de intentar encontrar un comprador. Hay un total de 25 restaurantes afectados, que incluyen 23 Jamie Oliver y los llamados Barbecoa y Fifteen.
"Estoy profundamente triste por este resultado y quisiera agradecer a todo el personal y a los suministradores que han puesto el alma y el corazón en este negocio durante más de una década. Me doy cuenta cuán difícil es esto para todo el mundo afectado", señaló el cocinero en un comunicado. "También quisiera agradecer a todos los clientes que han disfrutado y nos han apoyado en la última década, ha sido un placer servirles", subrayó.
El chef, que se hizo popular en la televisión británica con sus programas de cocina, añadió que puso en marcha la cadena con la intención de servir platos hechos con ingredientes de calidad y agradeció al personal que compartió con él "la pasión por la buena comida y el servicio". Los problemas que afrontaba la cadena obligaron el año pasado a cerrar 12 de 37 restaurantes, mientras que el cocinero se vio obligado a aportar 13 millones de libras (14,82 millones de euros) de su fortuna personal para salvar el negocio.
Además de sus recetas, Oliver, padre de cinco hijos, se hizo popular por apoyar una fuerte campaña destinada a mejorar la calidad de la comida que se sirve en las escuelas del Reino Unido.