Susanna Griso no se quiso perder el festejo taurino que reunió en la localidad madrileña de Villar del Olmo a decenas de aficionados a la lidia. La presentadora de Espejo Público aplaudió desde el tendido a uno de los colaboradores de su espacio, el diestro Francisco Rivera, que regresó a la plaza para mostrar su arte con el capote. Finito de Córdoba, Manuel Escribano, Juan del Álamo y el rejoneador Pablo Hermoso de Mendoza, junto con Francisco, hicieron un homenaje a Manuel Vidrié en esta cita. Entre los espectadores, estuvo Susanna acompañada por su hijo Jan, de 16 años, con el que se mostró muy cariñosa. Madre e hijo compartieron risas y comentarios en esta tarde en la que se pudo ver a la presentadora siguiendo atenta lo que ocurría en el ruedo.
Su familia es lo más importante en su vida y, con la adopción de una niña procedente de Costa de Marfil, se convirtió en numerosa. Tuvo que esperar ocho años, que fue lo que duraron los trámites, pero finalmente en mayo de 2018 pudo traer a su hija a España. La periodista está casada desde 1997 con Carlos Torras, con quien tiene dos hijos, Mireia, de 13 años, y Jan, de 16. La llegada de Dorcette, así se llama su tercera hija, a casa fue un sueño hecho realidad. "Estoy encantada. Ha sido un regalo y nos estamos adaptando todos", declaró Susanna meses después a LOC.
"Es una niña muy vital, muy feliz, muy alegre y nos tiene a todos bailando mambo en casa, porque tiene mucha energía y alegría en el cuerpo. Eso también es muy sano y viene muy bien, aunque ahora no tenga descanso. Tengo una jornada de prácticamente 14 horas non stop", comentó a la citada publicación. "También rejuvenece volver a la vida del parque con madres de 30 años. Está bien. Es una segunda vida" dijo.
En la plaza, Francisco estuvo además arropado por su hija Tana, pues esta era una ocasión muy especial para el diestro que regresaba a los ruedos tras cortarse la coleta el pasado 2017, cuando decidió poner fin a su larga trayectoria en un lugar de gran relevancia para la familia Ordóñez: Ronda. Uno de los momentos más bonitos de la tarde fue cuando Francisco se acercó a su hija para brindarle uno de los toros.