Eva Longoria podría no estar disfrutando de su mejor año en Cannes. Según la revista Closer, la actriz ha tenido que ser hospitalizada debido a un fuerte de dolor abdominal. La intérprete, de 44 años, se habría encontrado indispuesta días antes de que comenzase el Festival de Cine francés, al que se trasladó para presentar su película Dora y la ciudad perdida, versión en imagen real de la animación Dora la exploradora.
El domingo 12 de mayo, el dolor estomacal se le extendió por el abdomen y, su equipo, preocupado al ver que no remitía, decidió llamar a los servicios médicos, que asistieron al hotel Martínez, donde estaba alojada la actriz. Allí fue diagnosticada de apendicitis, por lo que fue ingresada de urgencia en el hospital Simone-Veil y operada posteriormente.
La actriz se encontraría recuperándose de la operación y, sinónimo de que todo va bien, es que estos días ha desfilado por la alfombra roja y posado para los fotógrafos como si no hubiera pasada nada. De hecho, la actriz estuvo este martes 14 de mayo en la ceremonia de apertura de esta 72ª edición, donde lució un sensual vestido a medida de satén rosa con un bustier cubierto de bordado de lentejuelas y abertura lateral, firmado por Alberta Ferreti, con el que trasladó los aires hollywoodienses al Festival europeo.
Demostrando que las estrellas, al igual que muchos deportistas, están hechos de otra pasta -hace poco hemos podido ver cómo Mick Jagger, a sus 75 años y operado hace solo unas semanas del corazón, se preparaba antes de iniciar su gira bailando y dejando a todo el mundo con la boca abierta-, Eva ha cumplido con todos sus compromisos profesionales a lo largo de estos días, entre los que se encontraba asistir a los eventos de una conocida marca internacional de belleza, de la que es imagen.
Incluso, ha tenido tiempo para disfrutar con su pequeño Santiago, al que hemos podido ver junto a la protagonista de Mujeres Desesperadas en una playa de Cannes. El pequeño está a punto de cumplir un año y, en este viaje, ha vivido una de esas simpáticas experiencias que quedan para el recuerdo. Eva le puso en la orilla, pero se podía ver cómo este trataba de levantar los pies para no tocar la arena. “Santi odia la arena” escribía.