¿Y si Australia gana Eurovisión?
Te contamos lo que dicen las normas sobre esta posibilidad, no tan remota a juzgar por los buenos resultados que suele obtener la candidatura
Es una incorporación que para los quienes no sigan el festival resulta, seguro, extraña. Australia comenzó a participar en el certamen de Eurovisión en el año 2015, invitada por la organización con motivo del 60 aniversario del show. Sin embargo, lo que comenzó como algo anecdótico se ha convertido con el tiempo en algo permanente y cada año el país trae actuaciones con las que asombra a los eurofans. La razón de que la delegación regrese cada año es que el país oceánico cuenta con una asombrosa legión de seguidores del programa, que se convierte en uno de los de mayor audiencia cada mes de mayo. Pero, claro, dado que entra también en la lista de votaciones la pregunta es obligada: ¿Qué pasaría si Australia ganara Eurovisión?
Algunos se verían ya haciendo las maletas para cruzar el continente y perderse en parajes de película, entre canguros y koalas, con el icónico edificio de la ópera de Sydney a sus espaldas... una fantasía que no parece que se vaya a cumplir (una pena para los que se veían ya preparando el pasaporte). Las normas del certamen establecen lo siguiente: “Si Australia gana Eurovisión, el programa será organizado por la cadena australiana SBS y otra emisora pública europea, de cualquier lugar de Europa”. Vamos, que el país anfitrión, la sede del festival, seguiría en nuestro continente, aunque los australianos colaboraran.
De todos modos esta opción sigue dejando abierto el debate sobre qué país sería el co-anfitrión. ¿Se elegiría al azar? ¿Sería quizá el segundo clasificado? Eso sigue siendo un misterio, habría que vivir la situación para averiguarlo. La verdad es que no sería tan extraño que ocurriera pues, desde que desembarcó en la cita europea, el país ha obtenido excelentes resultados (ha quedado siempre en el top ten, en 2016 fue incluso el segundo clasificado, excepto en 2018, cuando logró el puesto número 20).
Este año su representante es Kate Miller, con el tema Zero gravity, que se presenta con una impresionante escenografía en la que la cantante se eleva en una especie de supervestido, que refleja proyecciones, y se acompaña de una bailarina aérea, que hace piruetas al ritmo de la música. Las apuestas le dan de momento el puesto número 17, pero, ya se sabe, siempre puede haber sorpresas...