La sola mención del festival de Eurovisión lleva siempre unida la palabra polémica... ocurre todos los años. Concursantes en el punto de mira por sus extravagancias, conflictos con la organización, quejas de las delegaciones... Esta edición del certamen no iba a ser menos y, aunque todavía faltan días para la gran final (es el próximo 18 de mayo) ya se han conocido los conflictos que han llevado incluso a uno de los países a decir adiós a la competición. Ucrania tomó la decisión de cancelar su participación tras la renuncia de la representante elegida, que se negó a tomar parte en el concurso al ver las condiciones de su contrato. Maruv dijo que no iría a Israel así que el país se queda fuera. Claro, siempre puede haber sorpresas de última hora, que en esto el certamen también tiene experiencia.
No es raro que los artistas que suben a escena sean provocadores. El festival no solo se centra en la música, es una cuestión de estética y las opiniones en este sentido son siempre para todos los gustos. Queda demostrado este año con las propuestas de Portugal e Islandia, por ejemplo, que se salen de lo habitual y prometen dar que hablar. Australia tampoco pasará desapercibida con un vestido, que eleva a la cantante y acrobacias de una bailarina aérea, que enriquecen la puesta en escena. En Eurovisión esta es casi tan importante como un tema con ritmo y tirón, por eso España propone organizar una improvisada fiesta para acompañar a La venda, canción que sonará en la voz de Miki. Por ahora no hay muchos detalles, pero ¡se espera algo rompedor!
Una de las delegaciones, concretamente una de las que integran el llamado Big Five, ha denunciado además este año las críticas a su representante. El cantante que defenderá la candidatura francesa, Bilal Hassani, ha hecho pública su queja por los insultos y descalificaciones recibidas, aunque continúa convencido la carrera hacia el certamen. Otra de las cuestiones que ha multiplicado los comentarios es la venta de entradas para la gran final. Aunque el aforo del recinto tendría unas 10.000 plazas, solo se habrían ofrecido cerca de 7.000 lo que ha disparado los precios. Estos oscilaban entre los 70 euros para los ensayos y los 280 euros para la final (en este día se ha llegado a pedir, dependiendo de las zonas, unos 500 euros), cantidades superiores a las que se pidieron el pasado año en Lisboa.
El disgusto de los eurofans va más allá. Pues la organización, tras la sospecha de irregularidades en la venta, la dejó en suspenso un tiempo. Se detectó que unos 300 de los mejores asientos estaban en manos de rostros conocidos de distintos ámbitos, pero no estuvieron disponibles para la el público antes de que eso ocurriera. Dos de los presentadores, Erez Tal y Asi Azar, tuvieron que defenderse con respecto a este tema, pues ellos compraron entradas para ese día. Fuentes cercanas a los anfitriones comentaron que ellos consideraban que no habían hecho nada malo, porque habían pagado el precio íntegro de las localidades. Estas se han ofrecido a un precio desorbitado, lo que ha desatado muchas críticas por parte de los eurofans.
Los fans de Eurovisión, molestos por el precio de las entradas en Tel Aviv
Los países afinan sus candidaturas para el gran momento y ponen a punto las armas que considera necesarias para hacer un buen papel, dejando a un lado las polémicas que, en muchos casos, no les afectan. ¿Tienes ya a tu favorito?