Imagínese despertar un día y encontrar en el salón de su casa una obra de Pablo Picasso valorada en varios millones de euros. O, todavía mejor, en el establo de su granja. Esta semana, Hanspeter Benz, un granjero de Wettingen, cerca de Zúrich, madrugó como siempre para ordeñar sus vacas y se topó con Diana Widmaier Picasso, nieta del pintor malagueño. La heredera del artista llevaba bajo el brazo "Buste de femme au chapeau (Dora)", un retrato cubista de Dora Maar que realizó su abuelo en 1939, y le dijo: "Es para usted, puede quedárselo… pero solo por un día".
La curiosa iniciativa forma parte de la campaña de promoción de "Período Azul y Rosa", la nueva exposición de la Fundación Beyeler de Riehen, cerca de Basilea, que reúne por primera vez en Europa las obras maestras que pintó Picasso entre 1901 y 1906. El museo, creado por los ricos marchantes de arte Ernst Beyeler y Hilda Kunz, se asoció con la compañía de telecomunicación Swisscom para llevar a cabo el proyecto.
Sam Keller, director de Beyeler, ha explicado que esta idea forma parte de un esfuerzo para fomentar el interés de la gente por el arte, "especialmente de aquellos que no suelen visitar con frecuencia los museos". "Ya sea una gran familia, un piso compartido de estudiantes o un hogar individual, todos los habitantes de Suiza tienen la oportunidad de solicitar el préstamo de la obra", anunciaba la Fundación Beyeler hace unos meses.
Tras recibir más de cuatrocientas solicitudes, ayer se desveló el ganador del concurso: Hanspeter Benz. Ahora, este granjero de Wettinger es conocido en toda Suiza por la cría de ganado vacuno, la agricultura… y su Picasso. Vecinos, medios de comunicación y curiosos no han dejado de acercarse a la granja para disfrutar de "Buste de femme au chapeau (Dora)".
Diana Widmaier Picasso interrumpió sus vacaciones de Semana Santa en Roma para ver cómo colgaban el cuadro de Dora Maar, que fue amante y musa de su abuelo, en un establo que huele a estiércol de vaca. "Ha sido una idea brillante", ha reconocido Diana, que es hija de Maya Picasso, una de los cinco herederos con vida del pintor. En su opinión, a su abuelo le habría divertido mucho ver una de sus pinturas colgando en un cobertizo apestoso.
Diana se ha convertida en una de las grandes expertas mundiales en la obra de su abuelo. Estudió Historia del Arte en La Sorbona, trabajó para Sotheby’s en Londres y París, y en 2003 comenzó a elaborar un ambicioso catálogo sobre la prolífica obra del malagueño.
Aunque la familia Benz tendrá el Picasso solo durante veinticuatro horas, la Fundación Beyeler no ha dejado nada librado al azar. Ahora mismo, el sistema de seguridad de este pequeño establo no tiene nada que envidiarle al del museo Reina Sofía de Madrid. Se han instalado equipos que miden la temperatura y la humedad del ambiente y que transmiten los datos en tiempo real a un centro de monitoreo. También se ha contratado a un vigilante, que recorre la granja junto a un perro dóberman; se han colocado varias cámaras; y la pintura cuenta con un "marco inteligente", con GPS incluido. Si la pintura se mueve sin permiso, inmediatamente se activa una alarma.
En solo unas horas, el sueño de los Benz llegará a su fin y tendrán que devolver "Buste de femme au chapeau (Dora)" a su sitio: la Fundación Beyeler, un precioso edificio diseñado por Renzo Piano. Si Picasso viviera, seguramente les habría regalado el cuadro.