Así es Andrés Martín, el finalista de 'La Voz' del equipo de Pablo López
El Metro de Madrid era su escenario y la música su gran refugio y mejor amiga
Honesto, sencillo, dulce y sincero. Así es Andrés Martín, el concursante de La Voz que cautivó a Pablo López y a la audiencia y que esta noche se batirá en un intenso y emocionante duelo de titanes con los otros tres finalistas: Javi Moya, Ángel Cortés y María Espinosa. Tras este joven madrileño de 22 años, que no pasa desapercibido por su particular estilo urbano y original corte de pelo, se esconde una auténtica historia de superación. Una lucha en la que su pasión por la música, su tenacidad y su humildad han dado por fin sus frutos y, quién sabe, quizás también ayuden a convertirlo en el ganador de este concurso.
Andrés compone sus propias canciones y las completa con su particular registro, en el que los cambios y giros hacen las delicias de los oídos que las escuchan. Aunque en el programa de Antena 3, el aspirante ha entonado siempre versiones, la magia que consigue crear sobre el escenario ha sido capaz de conquistar a los coaches prácticamente desde el inicio de su 'audición a ciegas'. En aquella ocasión, Martín tocó una cover de Callum Scott, Dancing On My Own. Un tema que le abrió la posibilidad de permanecer en el concurso y que probablemente recuerde siempre con gran ilusión.
Quizás muchos le conozcan por los múltiples conciertos gratuitos con los que intentaba ganarse la vida, y de paso amenizar los largos recorridos de los viajeros, en la línea 10 del Metro de Madrid, a la que hace unos días volvía de la mano de su 'coach' para conectar con sus raíces y recordar que, pase lo que pase esta noche, siempre hay que tener los pies en el suelo. Wake me up, de Avicii, en los asaltos, Hallelujah de Leonard Cohen en la 'batalla final' y Can't help falling in love, de Elvis Presley, en las semifinales, fueron las otras canciones-amuleto escogidas por el artista.
Para Andrés la música lo es todo en la vida. Su infancia no fue fácil y recibió numerosas críticas en el colegio por parte de sus compañeros que lo llevaron a hundirse en una profunda y larga depresión. "Siendo pequeño fue bastante difícil. La crueldad y comentarios de los niños, como 'este es un rarito', o 'mírale, está solo', me afectaron muchísimo y poco a poco fui cayendo en una depresión. Uno de mis grandes refugios siempre fue la música. Con el paso del tiempo, ha aprendido a ser optimista", decía antes de salir por primera vez al escenario de La Voz, mientras confesaba haber sido víctima de bullying.