A Beatriz Arrastia, de 96 años, nunca le han atraído las cámaras y sus nietos lo sabían, pero Julio Iglesias Jr. y Tamará Falcó querían agradecerle todo el apoyo y el cariño que han recibido de ella delante de toda España. Así, el programa de Telecinco Volverte a Ver conseguía reunir en juntos en un plató por primera vez a los dos hermanos, que a su vez lograron la proeza de sentar a su ‘beba’, como la llaman cariñosamente,bajo los focos de la televisión y confesarle lo mucho que la quieren.
A pesar de la discreción que siempre ha caracterizado a las Preysler, Beatriz, que ya sospechaba de sus nietos cuando recibió la invitación del programa, no dudó en sincerarse ante Carlos Sobera y agradecer la sorpresa. “Mis nietos son maravillosos. No te puedes imaginar el cariño que les tengo. Ese cariño tan importante en la vida que me sale del alma”, decía emocionada tras descubrir quiénes estaban al otro lado del plató. “De pequeños el más travieso era Enrique. Julio no lo era tanto, pero ya de mayor es otra cosa. A Tamara hay que admirarla, ha montado un negocio que da gusto”, explicaba la madre de Isabel Preysler en el programa.
De ella dicen que "ha sido bastante cañera cuando era joven". Según Tamara, con ellos es "más dulce", pero con Isabel era más estricta, un rasgo que consideran que su madre ha heredado. "Mi madre tiene su estilo y le gusta que le hagamos un poquito de caso, pero nunca se lo hacemos", señalaba Julio, algo que su hermana intentaba matizar entre bromas: "se lo hacemos, que nos va a ver y nos va a dar".
Lo que es una misión imposible para Beatriz, como para toda abuela que se precie, es escoger entre sus nietos. “Sería imposible escoger. Les quiero a los dos por igual”, aseguraba cuando el presentador le preguntaba por su ojito derecho. Beatriz, que lleva 15 años viviendo con su hija en Madrid, también se sinceró sobre Isabel, de la que asegura que "vale su peso en oro", e incluso sobre sus parejas. “Mi hija Isabel está divinamente. Me han gustado todos mis yernos”, señalaba elegantemente la suegra de Maro Vargas Llosa.
Sus nietos, que quedaron especialmente impresionados por el aplomo de su abuela en su debut televisivo, le agradecieron ser “la mejor abuela del mundo”. “La mejor que existe, la que más nos ha podido querer y la alegría”, aseveraba Tamara sin poder contener las lágrimas. Julio, por su parte, le confesó que ella era la principal razón de sus viajes a España y le deseo “que te quedes con nosotros mil años más”. Cuando la pantalla que les separaba les permitió reencontrarse, la abuela y sus dos nietos se fundieron en un emotivo abrazo. “No encuentro palabras”, decía Beatriz embargada por la emoción.