'Nosotros en la noche', un homenaje a la ternura y a la delicadeza

Por Loreto Sesma

He amanecido con miles de corazones en todas las pantallas. He abierto el navegador y ahí había unos bichillos que, al juntarse, formaban un corazón. Me he metido en Instagram y estaban las fotos de todo el mundo con sus respectivas parejas celebrándose con unos desayunos imperiales (qué madrugadores, por cierto). El caso es que luego he hablado con una amiga y resulta que todo esto era porque hoy es San Valentín. Yo nunca he celebrado el día de los enamorados porque soy de las que piensa que el amor ha de celebrarse en pequeños actos todos los días; que el amor no es un regalo, es un detalle, y en esa diferencia es en la que reside todo. Aun así, para todos aquellos que queráis ver una película romántica en una jornada como la de hoy acurrucados en una manta, he aquí mi recomendación.

Nosotros en la noche es una de esas películas que te deja con la sonrisilla colocada sin que te des cuenta en la comisura de los labios. Todo empieza cuando una Jane Fonda viuda se presenta en la casa de su vecino, Robert Redford, en busca de algo de compañía. Quiere huir de la soledad que te dan los años y una vida que los demás, y tú mismo, ya dais por vivida a no ser que uno se proponga cambiarlo.

Me suelen gustar estas narraciones porque no es fácil formular una historia de amor de dos personas que ya acarrean por separado su propia biografía. Me explico, la mirada del adolescente que descubre el amor suele ser la de la versión pura e inocente de lo que será la historia, normalmente, de su primer amor. Por otro lado, es más fácil conectar con el público porque en el 100% de los casos el espectador sólo tiene que recurrir a su inventario de recuerdos para que se pregunte: ¿qué viví yo en ese momento? ¿cómo lo viví? La mayoría de las veces, ese poder identificativo hace que la experiencia con la narración sea más intensa.

Sin embargo, ocurre también que en el caso de películas como Nosotros en la noche la gran mayoría de ese porcentaje somos personas que no nos podemos identificar con sus protagonistas. La magia ocurre cuando a pesar de todo eso, una cuerda que nos une a ellos mientras estamos viendo el filme nos va tirando poco a poco hasta quedar rendidos por mil cosas más que no son las de la propia experiencia. Esa cuerda es la propia historia y cómo se narra, por eso cuando se hace bien, tira tanto.

La película trata el amor que va más allá del sexo y se sustenta en la caricia, en la mirada, en todas esas cosas que trascienden de lo físico porque necesitan llegar más allá. Nosotros en la noche es un homenaje a la ternura y a la delicadeza, a esa caricia que se queda impresa, a las verdaderas historias de amor.