El 17 de julio de 1968, se subía al escenario del Festival de Benidorm para cantar "La vida sigue igual", y ahora, cincuenta y un años después, por supuesto, la vida ya nunca fue la misma para Julio Iglesias, al que la Academia Norteamericana de la Música le acaba de conceder, en Los Ángeles, el Grammy Lifetime Achievement, el premio a toda una carrera, reservado exclusivamente a los gigantes de la música universal. De esta forma, el artista latino más vendedor de la Historia, incorpora su nombre a la selecta lista de artistas legendarios de todos los tiempos, como Elvis Presley, Frank Sinatra, los Beatles, Aretha Franklin, Queen, Ella Fitzgerald o Michael Jackson.
Julio es un hombre récord, aunque, para él, un récord signifique "lo de siempre: que después vendrá otro y lo batirá -nos contaba entre risas hace un tiempo-. Pero, sobre todo, es que todo esto no es mérito mío, sino del público. Se lo debo todo a las gentes, que son las que han hecho realidad el éxito". Una vida llena de triunfos, pero también de emoción y de pasión, que es la que le empuja a seguir cantando. Cifras de escándalo le avalan en su impecable carrera: 350 millones de discos vendidos, 24 en España; 80 álbumes publicados en 14 idiomas, 6.000 conciertos en los cinco continentes.
Nadie puede presumir de semejante discografía
Ningún artista español ha conseguido tanto hasta la fecha y nunca la música en español ha tenido semejante impacto internacional durante tanto tiempo. Y solo Julio lo ha conseguido, con unos temas a los que ha inyectado su sello personal, que le ha permitido convertirse en un artista único. Pero, por encima de cualquier cifra o récord, lo que de verdad le distingue es su carácter singular.
Su trayectoria profesional está marcada por aquel accidente de coche que sufrió cuando tenía veinte años, que lo dejó postrado en una cama y con muy pocas esperanzas de volver a caminar. "Maldito y bendito accidente -nos contaba Julio en estas mismas páginas al cumplir setenta y dos-. El momento fue de gravedad total, la impotencia fue absoluta, el desespero, más enorme. Para reponerse de eso hace falta que una pequeña circunstancia te dé una pequeña oportunidad, y para mí fue la suerte de que, un día, me regalaron una guitarra, que empezó a formar para de mi vida, y escribí "La vida sigue igual" y, a través de esa canción, supe expresar que me gustaba la vida, que me gustaban las luces, que me gustaba que me quisieran, que me gustaba que me miraran... y todas esas cosas hicieron de mí, poco a poco, de un chico que no sabía cantar, un chico que canta, y de un pequeño cantante, un buen artista. Y todas esas cosas que han pasado después del accidente han sido positivas, pero el momento fue horrible. Yo no sabía si iba a vivir o me iba a morir", concluía.
Comenzaba otra historia, otra vida
Su sueño de juventud de convertirse en futbolista se esfumó, pero descubrió una nueva pasión: la música. Aparecieron las primeras canciones durante el durísimo plan de rehabilitación, viajó a Londres para aprender inglés, hasta que ganó Benidorm con la canción que compuso durante su convalecencia. Comenzaba otra historia, otra vida.
Apenas ocho años después de aquella victoria, Julio no solo actuaba por primera vez en el Madison Square Garden, de Nueva York, sino que batía los records de taquilla al agotar las entradas en menos tiempo que cualquier otro artista. En 1982, también rompió marcas en Japón, al vender en seis meses 1,2 millones de ejemplares del disco "De niña a mujer". Con su álbum "Julio Iglesias", es el primer artista en vender más de dos millones de ejemplares en Estados Unidos con un disco en lengua no inglesa; en 1988, fue el primero en tener un programa especial en directo en la televisión china, que vieron cuatrocientos millones de personas...
Cantante inimitable y seductor nato, Julio ha cantado con cientos de artistas por todo el planeta y en distintos idiomas: Willie Nelson, Stevie Wonder, Diana Ross, Sting, Dolly Parton, Plácido Domingo... Ha sido condecorado por muchos gobiernos: la medalla de oro al mérito de las Bellas Artes y la Real Orden de Isabel la Católica en España, así como la Legión de Honor en Francia y otras muchas distinciones. Posee una estrella en el paseo de la Fama de Hollywood y es el único artista extranjero en tener el China's Goldwen Record Award (la máxima distinción musical), por ser el artista que más discos ha vendido en China.
"Según va pasando el tiempo, por que la palabra 'tiempo' es más mágica que la palabra 'años' -explicaba Julio en su día-, te vas dando cuenta de lo generosa que ha sido la vida contigo. Entonces, cuando sales al escenario, estás muy preocupado de que todo salga lo mejor posible, porque hace treinta o cuarenta años no era tan consciente de algunas cosas, como el esfuerzo que puede hacer una persona por comprar una entrada o un disco. Eso, hoy en día, para mí es fundamental. Por eso, mi agradecimiento es total para las personas".
Julio nunca ha llegado a sentir la soledad en la cima. "No tengo una idea del éxito muy de verdad -reconocía-. El éxito viene de la gente y, mientras tú les correspondes, pues entonces no existe la soledad. Siempre me he obligado a disciplinar mi éxito y eso me ha ayudado a no vivir en una nube". Efectivamente. Un Julio más terrenal que nunca, que acaba de volver a hacer Historia.