Es uno de los cocineros más famosos de la televisión y tiene más de treinta años de experiencia ante las cámaras. Karlos Arguiñano se puso manos a la obra en el programa Liarla Pardo para preparar unos chipirones en su tinta y de paso contar algunos de los episodios que ha vivido a lo largo de su carrera. En su conversación con Cristina Pardo, el cocinero confesó cuál ha sido el peor momento de su vida: estuvo al borde de la bancarrota por una deuda con un proveedor de pescado al que debía 30 millones de las antiguas pesetas (180.000 euros). Contó esto tras recibir un mensaje de su amigo, el también chef Juan Mari Arzak, que fue padrino de su hija Amia.
Recordó que cuando nació esta tenía una importante deuda y atravesaba una situación muy delicada. “Cuando nació Amaia, que ya tiene 30, 31 años, yo estaba con un pufo terrible en el restaurante que no sabía si me lo iban a quitar” dijo. Entonces con aquella cantidad, como recordó, “te comprabas cuatro pisos”. “Había pagado a todo el mundo menos a él, ya que a mí me parecía que era el que menos urgencia podía tener en aquel momento”. No solo recondujo luego la situación sino que además le fue posible poner en marcha nuevos proyectos, todo gracias a su programa en la pequeña pantalla que ha acercado la cocina a los hogares.
“Luego empecé con la tele y las cosas me han ido bien porque pude pagar al pescadero y un crédito de 250 millones de pesetas que pedimos entonces para hacer el hotel” contó. “Si no me llega a salir lo de la tele, no hubiese tenido ni el Arguiñano, ni la escuela, ni la bodega, ni el equipo de motos, ni nada de nada” detalló. Por ese motivo se declaró “muy agradecido a la televisión”. Además de este episodio, Arguiñano, cuyo programa ahora se ha reducido en tiempo, habló sobre temas políticos, cine y trucos de belleza.