Parece una comedia romántica más, pero nada más lejos de la realidad. You es una serie que te sorprenderá porque, pese a estar protagonizada por Penn Badgley, el que interpretara al romántico empedernido Dan Humphrey en Gossip Girl, esta vez no es una historia de amor. O al menos, no al uso. Esta vez, el actor se pone en el papel de Joe, un librero que, en el primer episodio, se interesa por una clienta, por la que siente un flechazo absoluto y tiene el primer contacto con ella al recomendarle un título. Desde el primer minuto, uno se da cuenta de que nada será normal en esta ficción, narrada en voz en off siguiendo los pensamientos del protagonista.
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La serie está basada en la exitosa novela de Caroline Kepnes sobre una aspirante a escritora que se cruza con un librero brillante dispuesto a todo para acercarse a ella. Empieza buscando información íntima a través de internet y las redes sociales, pero pronto todo lo que se interpone entre él y su objetivo es un obstáculo que debe eliminar. Lo que había empezado como un flechazo extraño, por momentos encantador, silenciosamente se va convirtiendo en una obsesión.
Es precisamente esa referencia a las redes sociales lo que ha producido momentos de locura entre los fans. ¿Podría un acosador encontrar dónde vivo por mis fotos de Instagram? ¿Podría conocer mis miedos por mis publicaciones en Twitter? ¿Y a mis exparejas por Facebook? Mientras la ficción se hace ligera y sorprendente a la vez, también da pie a un interesante debate sobre el nivel de exposición que tienen los usuarios de estas plataformas.
En la serie, Joe encuentra a la chica que busca, Guinevere (Elizabeth Lail), a través de una inocente foto de Instagram y una búsqueda en Google Imágenes, pero la cosa va más allá. La serie está muy unida a la vida online más allá de la real, a cómo se puede pintar un retrato de una persona inexistente a través de un perfil en redes sociales y sus publicaciones diarias.
Pese a que la ficción no habla directamente sobre esta dependencia de las redes sociales, sí que la señala y actúa, casi de manera inconsciente, como un vehículo para la trama que va desenvolviéndose en sus 10 capítulos. De hecho, los personajes principales se autorizan mutuamente (y legitimizan ante sus amigos) ciertos comportamientos que, a ojos del espectador medio, resultan tóxicos y preocupantes, muchos de ellos relacionados con la vida digital y el nivel de control que esta tiene sobre los protagonistas.