Todo lo que se esconde detrás del actor del momento, Álvaro Morte

Aunque puede que no le conocieras hasta su participación en 'La casa de papel', su carrera se remonta a series como 'Hospital Central'

por hola.com

Sí, hablamos de "El Profesor" de La casa de papel. ¿Le has reconocido? Álvaro Morte (Algeciras, 1975) es el nuevo actor de moda gracias a este papel, que le ha traído el éxito de manera internacional, pero lleva desde el año 2002 en el mundo del cine y la televisión. Fue entonces cuando consiguió su primer papel en una serie como bombero en Hospital Central, donde apareció solo en dos episodios. Entre 2007 y 2008 tuvo el protagonismo en la ficción Planta 25, que se emitía en diferentes cadenas autonómicas, y más tarde llegaba la breve pero comentada Bandolera, con Marta Hazas como protagonista. 

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También en Amar es para siempre y en El secreto de puente viejo pudimos conocerle en profundidad, puesto que sus papeles protagonistas duraron, en el caso de la segunda, más de quinientos episodios. Sin embargo, fue La casa de papel la que le convirtió en un icono y, cuando la ficción pasó a Netflix, comenzó a ser reconocido en el mundo entero como el famoso Profesor, cerebro del atraco más ambicioso de la historia. Ahora podemos verle en El embarcadero, la nueva serie de los creadores de la internacionalmente conocida ficción. 

Lo que pocos saben es que más allá de Álvaro Morte el actor hay un director de teatro y, un poquito más lejos de la vida pública, un padre de familia que solo tiene ojos para su mujer, Blanca Clemente, y sus dos hijos, León y Julieta. "Procuro sacar todo el tiempo que puedo para estar con mis enanos. Tengo unos mellizos que en septiembre harán tres años y quiero disfrutar de ellos todo lo que pueda", decía el intérprete en una entrevista con ABC en el 2017. Ahora, con ya cuatro años y cada vez menos enano, el pequeño León protagoniza la foto con la que El Profesor despedía el 2018. "Adiós 2018, gracias por todo. Aquí te espero 2019, cerca de los que más quiero y con todas las ganas. Y a todos vosotros, que me habéis acompañado, os deseo un año lleno de deseos cumplidos. ¡¡Feliz 2019 a todos!!", escribía como pie en una imagen en la que se veía a padre e hijo en la orilla del mar, de espaldas, mirando al horizonte.

Su trayectoria en el teatro también es de largo recorrido, pero en 2012 dio el salto y se lanzó a la dirección. En 2012 fundó la compañía teatral llamada 300 Pistolas junto a su mujer, que es estilista, tras quedarse casi dormidos mientras veían una obra de teatro clásico. "¿Por qué el teatro clásico ha de ser aburrido? ¿Por qué mucha gente resopla ante la sola idea de ir a ver El Caballero de Olmedo o la Dama Boba? ¿Por qué las obras siempre están montadas con ese peso, con ese encorsetamiento? ¡Pero si Lope era un gamberrete donjuanesco! ¡Pero si Mihura adoraba a los Hermanos Marx! Había algo que no nos cuadraba y nos pusimos manos a la obra: el objetivo era recuperar los clásicos de una forma innovadora pero honesta, auténtica aunque sin artificios y llegando al espectador de una forma clara y directa, fresca y entretenida... ¡Cercana! ¿El resultado? Una maravillosa mezcla que genera una conexión total entre el público y la representación", explican en su página web. Entonces comenzó a dirigir obras de teatro como El lazarillo de Tormes, Tres sombreros de copa​, La casa de Bernarda Alba o El perro del hortelano.

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Pero antes de darse cuenta de que quería ser actor, director y padre, Álvaro estaba estudiando ingeniería de telecomunicaciones. Lo dejó todo por el arte dramático que, sin duda, le ha traído muchas alegrías. Y no necesariamente por la fama, sino también por las experiencias. Durante un tiempo fue profesor e investigador de técnicas interpretativas en la universidad de Tampere, en Finlandia. Un trabajo del que guarda buenos recuerdos, sobre todo por los métodos educativos del país nórdico.

También ha tenido en su vida experiencias no tan buenas que le hicieron aprender a la fuerza. "Padecí un tumor canceroso en una pierna; al principio creía que me iba a morir, que me cortaban la pierna… Y no ha pasado nada. Pero en ese tiempo pensaba: si me muero dentro de tres meses, ¿puedo hacerlo tranquilo? ¿He respetado a la gente que me rodea y que me quiere? ¿He sido fiel a mis principios? Eso me ha llevado a disfrutar del momento y a que no haya nada que me quite el buen humor", aseguraba en una entrevista del 2016 con Diez Minutos.