José María García (Madrid, 13 de noviembre de 1943) ha participado en la presentación del libro Hoy sí me puedo levantar, de Roberto Arrocha, de ABC Sevilla. Durante su intervención, el mítico periodista deportivo habló sobre su historia personal. “Me encontraron un bulto. El médico me dijo: podemos ganar este partido. Pasé 46 sesiones de quimio y 80 de radio. Como buen masoca, tengo guardada esa máscara”, confesó, tal y como publica la edición digital de ABC. “Lo mismo que yo lo padecía Paquito Fernández Ochoa (el esquiador murió en 2006 de un cáncer linfático). Él no lo puede contar. Los que tenemos el privilegio de ser supervivientes tenemos la obligación de predicar con nuestro ejemplo. No se acaba el mundo. Hay que luchar y llevar la cabeza hacia el optimismo incluso sabiendo que te puedes quedar en el camino. Podéis contar conmigo”, añadió.
José María García luchó durante tres años contra la efermedad (de 2005 a 2008), un periodo muy duro que contaba así en sus memorias, Buenas noches y saludos cordiales, escritas por Vicente Ferrer Molina. "La quimio es una maravilla, porque se lleva todo lo malo; pero tiene una parte negativa, y es que también se lleva todo lo bueno. Después de unas cuantas sesiones, estuve a punto de tirar la toalla. Me preguntaba si de verdad aquello merecía la pena y fue cuando el doctor Fernández-Rañada salió a mi rescate. Me confesó que al inicio de tratamiento tenía el cincuenta por ciento de opciones de salir vivo, pero que en ese momento ya estaba en el ochenta por ciento. Así que me dejó bien claro que no era el momento para rendirme y logró que me viniera arriba".
También recuerda en las páginas del libro el momento más esperado, su recuperación, una noticia que compartió con su mujer, Montse Fraile, y sus dos hijos, José María García y Luis García Fraile. "No se me olvidará nunca. Me ponían un líquido que me inyectaba calor dentro del cuerpo, esperabas media hora y luego me metían en la maquinita durante cuarenta minutos. Las primeras veces nos decían que aún había restos del cáncer, pero entonces un día sonó la palabra mágica: Estás limpio, José María. Ese abrazo entre los cuatro, llorando de felicidad, fue único".
En una entrevista concedida el pasado mes de agosto a El País, hablaba asi de su enfermedad. "Una vez superado, y desde entonces, veo la botella medio llena. Llevo una vida muy tranquila y aunque la felicidad absoluta no existe, me aproximo. Acaba de nacer mi primera nieta y no añoro ni el micrófono ni otras cosas", señaló. Y es que su vida es ahora mucho más feliz desde que su hijo José María, pareja de la modelo Ariadne Artiles, le convirtió en abuelo a finales de 2017.