El Baile de Debutantes vuelve, un año más, a deleitar a jóvenes de familias ilustres de todo el mundo. Misma cita, misma ciudad -París- pero, en esta ocasión, diferente escenario. Y es que este 2018 no será el hotel The Peninsula el que acoja el esperado evento, uno de los más importantes del otoño. A diferencia del año pasado, ahora es el hotel Shangri-La el que toma el testigo, convirtiéndose así en el escenario perfecto para esta velada de ensueño en la que jóvenes de entre 16 y 22 años se presentarán en sociedad.
A escasos metros de los Jardines del Trocadero, desde los que se divisa una espectacular panorámica de la Torre Eiffel y preciosas vistas del Sena, y en una zona marcadamente residencial, se levanta un palacio que en otro tiempo sirvió de residencia al príncipe Ronald Bonaparte, sobrino nieto de Napoleón I, quien lo adquirió a finales del siglo XIX.
Fue en diciembre de 2010, tras tres años de reformas, cuando se inauguró este establecimiento convirtiéndose así en el primer hotel que el grupo Shangri-La Hotels & Resorts construía en Europa. Cuatro años después, recibiría el distintivo Palace. Para entonces, el complejo, de 3.000 metros cuadrados, seguía manteniendo la misma atmósfera de residencia privada y el característico aire imperial que poseía el original, así como la cúpula histórica del vestíbulo.
El estilo del hotel Shangri-La bebe de influencias tanto francesas como orientales, lo que lo convierten en un enclave único. Su fachada es de sillería y está inspirada en el estilo Luis XIV. Cuenta con 63 habitaciones y 37 suites de paredes entreteladas, estucos dorados, frescos alegóricos, cómodas estilo imperio, antigüedades chinas y obras de arte oriental. En la ornamentación figura la abeja, símbolo de la heráldica napoleónica, así como los detalles en mármol y madera noble.
El establecimiento dispone, además, de un bar y tres restaurantes, dos de ellos premiados con estrella Michelín, que ofrecen ambientes y estilos de cocina diferentes. Se trata del cantonés Shang Palace (el único oriental con estrellas de Francia), de L'Abeille (al frente de cuyos fogones se sitúa el chef Christophe Moret, dos estrellas Michelín) y de La Bauhinia (con un impresionante techo de cristal).
En el hotel también pueden encontrarse varias salas con gran valor histórico que se utilizan en grandes eventos como el que tendrá lugar este sábado. El Gran Salón, el Comedor y la Sala Familiar se comunican entre sí y permiten recreaciones casi perfectas de las fiestas a la que acudía la élite parisina a finales del siglo XIX. En el Gran Salón, por ejemplo, tuvo lugar el banquete de compromiso de la princesa María Bonaparte con el príncipe de Grecia y Dinamarca en el año 1907. Pero, además, el Shangri-La cuenta con un suntuoso balneario en el que tiene cabida desde una piscina de 15 metros bañada por luz natural hasta dos salas de tratamientos de la firma The Organic Pharmacy.