House of Cards es (o era) una de las series insignia de Netflix. Sus primeras cinco temporadas la convirtieron en uno de los primeros grandes éxitos de la plataforma de vídeo bajo demanda a nivel mundial. Estaba protagonizada por Kevin Spacey que, en su papel de Frank Underwood, conquistó al público antes de que se destapara el escándalo de sus abusos contra menores de edad y fuera rescindido su contrato de la ficción, eliminando todas sus escenas que se habían rodando ya de la sexta. Robin Wright cogía el testigo de la ficción para intentar despedirla a lo grande con su papel de Claire Underwood, la mujer de Frank, que (SPOILER de la 5T) se convierte en la prisidenta de los Estados Unidos.
Según los datos que ha facilitado la empresa Nielsen, experta en comportamiento del consumidor, los telespectadores de esta última temporada han dado un cambio desde años anteriores. A pesar de haber perdido fans, sobre todo hombres y menores de 35 años, House of Cards parece haber atraído a nuevos seguidores que son, en su mayoría, mujeres. La sexta tanda de episodios de la serie ha tenido un 54% de público femenino en Estados Unidos, una cifra que, en comparación con las anteriores que atraían a una mayoría de hombres (la quinta tuvo un 56% de audiencia masculina), llama la atención.
La ficción ha perdido medio millón de seguidores en Estados Unidos en su despedida. Sus últimos seis episodios tuvieron en la primera semana desde su estreno (el 2 de noviembre) una media de 1,5 millones de espectadores, mientras que la quinta temporada tuvo 1,9 en los trece capítulos de su quinta edición. Estos datos que aporta la plataforma de analítica Nielsen no son los oficiales de Netflix, que es famosa por no publicar sus datos de audiencia, sin embargo es la fuente de información principal para los medios especializados. Sus pegas son que solo cuenta al público estadounidense que ve la plataforma de vídeo bajo demanda a través de la televisión, excluyendo otros dispositivos.
Muchos culpan de esta bajada a la precipitada salida del protagonista, la polémica que ha rodeado a la ficción y cómo la trama ha seguido fijándose en el pasado después de su "lavado de cara". También es cierto que muchas producciones bajan su nivel de audiencia al final de su vida. Sin ir más lejos, Orange is the new black, que ha estrenado también su sexta temporada este año (en julio) ha visto también cómo su público iba bajando en los últimos años, aunque no al mismo nivel.
House of Cards fue, junto a Orange is the new black, una de las primeras series originales de Netflix, pioneras, por tanto, en su campo. Está en el top 20 de series más "maratoneadas" según la plataforma de vídeo bajo demanda y, además, fue la primera serie de streaming en recibir nominaciones en las grandes categorías de los Emmy, los premios más prestigiosos de televisión. Tiene 33 nominaciones a estos galardones y otras 8 en los Globo de Oro, entre las cuales hay más de una victoria para sus protagonistas, Robin Wright y Kevin Spacey, como mejor actriz y actor.
El papel de Robin Wright en la serie, pese a no ser la protagonista, nunca fue secundario. Tanto es así que hace unos años plantó cara a los productores de la ficción para reivindicar sus derechos y exigir cobrar lo mismo que su compañero al tener ambos el mismo peso dentro de la trama. "De hecho, busqué estadísticas y últimamente el personaje de Claire era más popular que el de Frank. Entonces les dije que sería mejor que me pagaran lo mismo o lo haría público. Y lo hicieron", declaró durante un evento de la Fundación Rockefeller en Nueva York el pasado 2016.