Ferdinand de Habsburgo, el nieto piloto del barón Thyssen: 'Algún día asumiré la jefatura de la Casa de Habsburgo. Y lo haré con gran orgullo'

El hijo del Archiduque Carlos de Habsburgo-Lorena y de Francesca Thyssen-Bornemisza desciende de Reyes y Emperadores, pero por ahora él prefiere “reinar” en los circuitos de carreras. Hola.com habla con él

por Martín Bianchi

El sábado 5 de septiembre de 2015, Ferdinand de Habsburgo-Lorena competía en la primera carrera de la temporada de Fórmula Renault 2.0, en el legendario circuito de Silverstone. En una de las vueltas, al entrar en la recta principal, el monoplaza del joven piloto de 18 años tocó las ruedas traseras de otro coche y salió despedido por los aires. Su vehículo se elevó a más de tres metros de altura e impactó violentamente contra el asfalto.

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El público de Silverstone quedó enmudecido ante el aparatoso accidente. El silencio duró unos segundos que se hicieron eternos, hasta que Ferdinand salió ileso del coche y por su propio pie. “Menuda experiencia”, reconoce en conversación con HOLA.com. “Recuerdo el sonido del viento cuando salí disparado y recuerdo abrir los ojos y ver el suelo. No es algo que quisiera repetir. Por suerte, casi no sentí dolor y pude salir del coche para tranquilidad de mi madre”, añade con cierto humor.

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Ferdinand se rompió una vértebra, pero dice que lo que más le dolió fue perderse algunas carreras durante su rehabilitación. “Nunca se me pasó por la cabeza renunciar a ser piloto. Sé cuáles son los riesgos de esta profesión y los asumo”, asegura. Heredó la valentía de sus antepasados: una saga de Reyes y Emperadores que se remonta a Guntram “el Rico”, el fundador de la dinastía Habsburgo en el año 1100. El accidente no le hizo cambiar de parecer, pero sí le motivó a convertirse en embajador de Sean Edwards Foundation, una fundación que promueve la seguridad en el automovilismo.

Ferdinand es el primer miembro de su familia que se dedica a este deporte de riesgo. Su padre, el Archiduque Carlos de Habsburgo-Lorena, fue un prominente diputado en el Parlamento Europeo por el Partido Popular austríaco y ahora compagina la jefatura de la Casa de Habsburgo con la presidencia del Comité Internacional de Blue Shield, considerado como la Cruz Roja de la preservación del patrimonio cultural mundial. Su madre, Francesca Thyssen-Bornemisza, es una coleccionista y mecenas de arte a escala internacional. Sin embargo, él no está dispuesto a dejar las carreras para seguir los pasos de sus padres.

Mi abuelo, el barón

Quizá heredó la pasión por los coches de su abuelo materno, el barón Heini Thyssen-Bornemisza, que fue un gran coleccionista de automóviles de lujo. “Creo que era un entusiasta del motor, pero no pude conocerlo muy bien”, dice. El barón falleció en 2002 en su mansión de Sant Feliu de Guíxols, en la Costa Brava, cuando su nieto tenía cinco años. “Lamentablemente, no tengo muchos recuerdos de él”, se excusa.

En cambio, su abuela materna, la baronesa Fiona Thyssen, tercera esposa del barón, ha sido y sigue siendo uno de los pilares de su vida. A sus 86 años, la elegante aristócrata acompaña a su nieto en algunas carreras. “Es muy cariñosa y me apoya en todo. Toda mi familia me apoya y yo a ellos”, dice Ferdinand. De hecho, a nadie le sorprendió cuando anunció que quería dedicarse profesionalmente a ser piloto de carrera.

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Cuando solo tenía seis años, ya tenía un traje de piloto como el de Michael Schumacher. “Podía estar cuatro días sin quitármelo”, reconoce entre risas. Con  siete, ya corría con kartings y con once comenzó a competir. En la adolescencia, dedicaba gran parte de su día a correr o a tocar con su banda de rock. “Entonces, mi madre decidió que era hora de que tomara una decisión”, recuerda. “Me preguntó: ‘¿Quieres ser piloto o estrella de rock?’ No fue una decisión fácil, pero no me arrepiento”. En un futuro, no descarta retomar la música.

Ferdinand sueña con llegar a la Fórmula 1 y “conducir los mejores coches del mundo y competir contra los mejores con una gran sonrisa en la boca”. Es admirador del piloto finlandés Valteri Bottas, estrella de Mercedes. Curiosamente, ya no es el único piloto de la familia. Su hermana, Eleonore de Habsburgo, sale con el corredor belga Jérôme d’Ambrosio, que compite en la Fórmula E, las carreras de vehículos eléctricos creada por el español Alejandro Agag. “Me gusta mucho la Fórmula E. Es increíble lo que está consiguiendo Alejandro. Algún día me gustaría formar parte de eso”.

Su conexión con la realeza española

Para ser austríaco, está muy informado sobre todo lo que ocurre en España. Después de todo, tiene algo de sangre española, ya que por vía paterna desciende de Felipe “el Hermoso”, marido de Juana de Castilla. De hecho, debe su nombre a su antepasado Fernando I, el infante de España que nació en Alcalá de Henares y llegó a ser Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico.

“Sigo teniendo algunos parientes en España y disfruto visitando el país. Ahora suelo ir a Mallorca, a Pollensa, donde entreno. Estoy intentando mejorar mi español”, dice. La firma de ropa española Scalpers lo acaba de fichar como imagen y patrocina su monoplaza.

Cuando se le pregunta por sus orígenes reales y su conexión con los Reyes de España, Ferdinand responde con honestidad. “La verdad es que sé que todo eso significa mucho y algún día dedicaré tiempo a descubrir su significado real. Hasta entonces, estoy cien por ciento centrado en mis carreras”, dice. Pero se apresurar a aclarar: “Una cosa es segura. Algún día asumiré mi papel como jefe de la Casa de Habsburgo, algo importante para mi familia y para mí. Y lo haré con gran orgullo”.

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