En 2006 se convirtió en el jugador de fútbol mejor pagado del mundo al cobrar 23 millones de euros, pero ahora, doce años después, Ronaldinho no tiene más de seis euros (24,6 reales) en sus cuentas corrientes en Brasil. Todo ello sumando también los beneficios de su hermano, el empresario Roberto Asiss. Este ha sido la sorpresa con la que se ha encontrado la Físcalía del país al intentar cobrar una multa millonaria que ambos hermanos tienen desde 2015.
Fue aquel año cuando el astro del balón y su hermano eran condenados a pagar más de dos millones de euros (8,5 millones de reales) por delitos ambientales. El brasileño adquirió un club de tenis en su ciudad natal, Porto Alegre, y en sus terrenos, pegados al lago Guaíba, realizó varias obras sin los permisos necesarios y sin estudiar el impacto ambiental que éstas tendrían sobre esta zona protegida. La Justicia le obligó, no sólo a demoler las construcciones, sino a pagar una importante multa que, tres años después, aún arrastra.
El juez encargado del caso, Newton Fabricio, ha ordenado por este motivo la retirada inmediata de ambos pasaportes hasta que salden sus deudas, una "medida arbitraria", según el abogado del futbolista y su hermano, que recurrirá hasta el final. "Los sujetos responsables de la dilapidación del medio ambiente hace tiempo que están esquivando el cumplimento de sus obligaciones legales, a pesar de tener medios y de ser personas públicas de alto poder adquisitivo. A pesar de ser fotografiados frecuentemente en diferentes lugares del mundo, curiosamente, en su país de origen poseen paradero incierto o no sabido", ha dicho al respecto el magistrado.
El futbolista, por el momento, guarda silencio y continúa con su alto nivel de vida, así como sus viajes por todo el mundo. De hecho, tras viajar a finales de octubre a China y Japón, el dos veces Balón de Oro se encuentra estos días en Marruecos, donde continúa cumpliendo con sus compromisos profesionales (mayoritariamente publicitarios). De hacerse efectiva esta retirada del pasaporte, el jugador podría ver cómo su agenda cambia radicalmente.