'Ha nacido una estrella', la historia de amor que todo el mundo querría tener

El último trabajo de Bradley Cooper y Lady Gaga está siendo todo un éxito en taquilla

por Loreto Sesma

Leía el otro día en un artículo de Fernando Navarro una reflexión sobre la música. Decía algo así como que la vida sin música es inviable, y se apoyaba para sustentarlo en lo que habían dicho filósofos como Platón y divinidades mortales como Tom Petty o Bruce Springsteen. El caso es que yo suscribí una a una sus palabras, para mí la vida sin música también sería un
pozo vacío, es decir, un precipicio.

Adoro la música desde bien chiquitina, y desde entonces me ha acompañado siempre. Ya conté en otro artículo que de hecho estudié periodismo para intentar ser periodista musical; empecé a escribir también porque mi intención era componer canciones, que luego se tradujeron en poemas; trabajo en una discográfica con el talento emergente y el ya consolidado; consumo canales de streaming musicales 24h y aprovecho cualquier oportunidad para ir a un concierto y, además, estoy enamorada hasta la raíz de un músico.

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Como os decía, está en todas las partes. Sería imposible contar mi vida arrancando las páginas de la música. Además, me la recomendó una persona con la que tengo mucha afinidad en el carácter. Nos gustan los detalles, pero no el exceso de romanticismo. Desprendemos fuerza y entereza, pero también necesitamos el abrazo. Ambas somos mujeres guerreras que a veces necesitan que la vida les dé un chance. Me dijo que había retenido la lágrima en la pupila (en eso sí que no nos parecemos, yo soy un grifo abierto como me toquen la fibra emocional). Por eso, cuando me senté en la butaca del cine a ver Ha nacido una estrella, lo hice ya con cierta predisposición a encontrarme una pequeña joya. Con las expectativas ocurren dos cosas: o imponen un límite inalcanzable o se superan y llegas a un éxtasis difícil de comparar con otras cosas. Y sí, ocurrió la segunda.

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Puede que fuera porque es una narración audiovisual llena de emoción, porque cuenta una historia de amor que cualquiera querría tener o porque me vi reflejada a mí misma cuando conocí al chico que a día de hoy me hace tan feliz; no lo sé, pero el caso es que me atrapó desde el primer segundo hasta el último. Los que hayáis leído algunas recomendaciones anteriores, ya sabréis que no me gusta ahondar en la sinopsis, pero simplemente os diré que una Lady Gaga desbordante y un Bradley Cooper emocionante caen prendidos en una historia de amor.

Parece simple, pero no lo es. El amor es un laberinto y ellos empiezan a descubrirlo cuando se encuentran con muros que creían salidas de emergencia. Mientras, se suceden una serie de temazos que consiguen que el corazón se quede colgando de lo que sus personajes hagan, digan y decidan. Uno se queda con el beso en la boca cuando termina, como ocurre en tantas, tantísimas, ocasiones. Si tienen oportunidad, tienen que verla. Y si cuando aparecen los créditos no se les ha quedado el corazón con esa sensación de haber encontrado algo en ese viejo cajón de la memoria, hacemos cuentas. Pero creo que, con casi total seguridad, van a pedirle al encargado que la ponga una vez más.