Isabel Gemio ha vuelto a demostrar quiénes son las personas más importantes de su vida y, como no podía ser de otra manera, no son otros que Diego y Gustavo, sus dos hijos. Inmersa en la promoción de su libro, Mi hijo, mi maestro, la presentadora acudió ayer a Viva la Vida donde, junto a Toñi Moreno, hizo un repaso de los momentos más complicados en su lucha por el bienestar de su hijo Gustavo, enfermo de distrofia muscular. Durante su entrevista, la conductora del programa preguntó a quien fuera presentadora de Sorpresa Sorpresa sobre la aparición del padre de los jóvenes en el libro, pero Isabel aseguró que no hacía mención a su expareja en ningún momento.
Durante más de 8 años, Nilo Manrique e Isabel Gemio fueron una pareja estable y juntos decidieron formar una familia, adoptando a Gustavo primero y convirtiéndose después en padres biológicos de Diego. Tras poner punto final a su matrimonio, el cubano tomó un camino que, de manera paulatina, le fue alejando de la que era su familia y, a pesar de que él ha acudido a distintos platós en incontables ocasiones a hablar públicamente de su historia con la periodista, ella siempre ha preferido guardar silencio. Pero ayer Isabel, de manera elegante y sin decir ni una mala palabra, decidió hablar con su compañera de profesión acerca de sus sentimientos.
"Yo siempre he callado, quizás también por eso he podido transmitir la imagen de persona distante, pero nunca jamás hablaré mal del padre de mis hijos". Con estas palabras, la de Badajoz dejó clara cuál es su posición ante el tema y el público no dudó en aplaudir calurosamente su decisión. "Dicho esto, qué no daría yo porque tuviéramos una relación cordial y porque mis hijos pudieran disfrutar de su padre, porque hubiéramos tenido una relación como la que tuvimos incluso mucho tiempo después de estar separados… Pero él eligió otro camino y al final han perdido mis hijos. Y eso me duele" terminaba una emocionada Isabel, que apenas podía continuar hablando.
En la misma entrevista, la ganadora del Premio Ondas por Te doy mi palabra, recordó cómo fue el día que le dieron el diagnóstico que confirmaba que su primer hijo sufría una enfermedad degenerativa: "El día del diagnóstico lo recuerdo como si me lo hubieran dicho ayer. Es algo increíble cómo se fija en la memoria" reflexionaba la locutora. "Ese día yo creí que me iba a desmayar, pero tenía a mi niño en el regazo". Además Isabel quiso, tal y como hace también desde las páginas de su libro, hablar de la manera, para ella brusca, que tuvieron algunos médicos de hablarle acerca de la dolencia que padecía su pequeño: "Creo que, en algún momento, podían haber cuidado esa forma tan brusca de decirlo. Yo no sabía nada, hace 20 años no se sabía nada de estas enfermedades, nadie hablaba de ellas", confesaba Isabel dejando ver, una vez más, el durísimo proceso al que tanto su hijo Gustavo como ella y su entorno se enfrentan día tras día.