Días antes de que su hijo Alfonso tomase la alternativa en la plaza de toros de La Maestranza de Sevilla, César Cadaval, la mitad del corazón de Los Morancos, recibió a la revista ¡HOLA!, rodeado por su gran familia, en su casa de campo. Es la primera vez que posan todos juntos y lo hicieron antes de la gran cita del diestro, de 24 años y estudiante de Periodismo, que tuvo lugar este domingo, donde estuvo arropado por Morante de la Puebla y José María Manzanares, que ejercieron de padrinos.
En la familia Cadaval, este otoño está marcado por las primeras veces. César también se ha estrenado por primera vez como abuelo con la pequeña Carmen, la hija de su hija Marta, hace dos meses. "Es una maravilla. No puedo estar ni un solo día sin ver a mi nieta. Y si no puedo verla, por lo que sea, ya estoy diciéndole a mi hija que me envíe fotos". El pasado sábado todos acudían al bautizo de la niña, que tuvo lugar en El Rocío. El artista debutará junto a su hermano Jorge el 2 de noviembre en el teatro Nuevo Apolo, con su espectáculo X40+, para festejar las cuatro décadas que ambos llevan en la profesión. Pero César también es un padre pendiente de los suyos, con el apoyo de Patricia, su mujer, el Pilar que sostiene a toda la familia.
- César Cadaval, un orgulloso abuelo en el bautizo de su nieta
En una amplia entrevista en ¡HOLA!, Alfonso habla de su pasión por los toros, de cómo sobrellevan sus padres el miedo de que se ponga frente a un astado, de si se plantea casarse, de sus miedos y nos muestra su faceta más personal. También su padre da su visión sobre cómo es su hijo sin el traje de luces y de los puntos en común que tienen. Alfonso cree que la afición por la tauromaquía le viene de siempre "he nacido con ella, aunque mi padre también me ha inculcado la afición. Mis padres son muy aficionados. Llevan yendo a La Maestranza toda la vida". Aunque su vida son las plazas de toros, sabe muy bien que tiene que labrarse un porvenir y por eso está estudiando Periodismo. "Sé que tengo que formarme para el futuro, pero lo llevo lentamente", ha dicho.
Hombre tradicional "para algunas cosas", Alfonso Cadaval no es diestro de muchos rituales. "En eso creo que soy un torero un poco anárquico, totalmente, en el sentido de que no hago nada de lo que se suele hacer", aunque sí es amante de las tradiciones para la familia. De momento, no se plantea el matrimonio y ahora mismo está muy centrado "en lo mío". "Me gusta evadirme viendo fútbol, porque me quita un poco de estar con la presión y la tensión", explica.
Ver a un hijo jugándose la vida delante de un toro no es fácil para ningún padre y César no es ajeno a este temor. "Claro que paso miedo, pero no tanto por lo físico, que también se pasa, sino por la responsabilidad que tiene Alfonso. Me da mucho miedo que pueda quedar mal, que no tenga un día acertado... Pero como confío tanto en él, yo mismo me mentalizo de que va a salir todo bien", confiesa el humorista. Sin el traje de luces, Alfonso "es muy puro en sus pensamientos y va a rajatabla. Mis cuatro hijos me lo han puesto fácil a la hora de darles una educación, pero, en el caso de Alfonso, ha tenido las cosas claras desde siempre", en palabras de su padre.
El torero se ve reflejado en su padre en "la sencillez y la humildad, en tener valores. Pero no solo yo, sino todos mis hermanos. Creo que no hay otro camino en esta vida que ser sencillo y humilde. Y nuestro padre siempre nos lo ha transmitido y nos lo transmite", se sincera. Pese a su parecido, el hijo admite que es menos extrovertido que su padre. "A mí me cuesta mucho más, porque soy más cerrado. Espero mucho de las personas y soy duro con la gente. Hasta que no los veo romperse de verdad, yo tampoco me rompo. Y si veo que alguien no me gusta, pues él en su sitio y yo en el mío, desde el principio. En eso soy muy radical", asegura.
Sobre sus planes de futuro, Alfonso quiere invertir en el campo de sus padres porque "me gustaría que esto no se perdiera y pudiéramos, en un futuro, convivir aquí los cuatro hermanos. Y también, si es posible, tener una finca en Utrera, donde llevo viviendo cinco años. Esos son mis sueños a día de hoy, aunque para eso queda mucho y hay que luchar mucho para conseguirlo". Sobre vivir dos artistas bajo el mismo techo, César cree que el escenario y los ruedos "son mundos muy diferentes, pero, a la vez, paralelos, porque el arte le gusta a todo el mundo. Alfonso y yo hablamos mucho de esto y él me dice cosas de mi profesión. Pero no solo Alfonso, sino que todos mis hijos son críticos a la hora de ver un espectáculo mío y me dicen lo que les gusta y lo que no", dice el actor. Alfonso, tajante, afirma que "en mi casa hay un artista, porque, para que yo consiga lo que ha hecho mi padre, tendrían que pasar cuarenta años y yo estar en el número uno del toro".