Es difícil para Emmanuel y Brigitte Macron evitar a los fotógrafos durante sus vacaciones, pero eso nos deja momentos como este. Las imágenes en las que vemos a la pareja disfrutando de una moto acuática sobre el Mediterráneo o en un carrito de golf junto a los Grandes Duques de Luxemburgo nos acercan un poco más a su vida. El pasado 3 de agosto la pareja llegó al pueblo costero de Brégançon, donde fueron recibidos con los brazos abiertos por los curiosos de la zona. Estarán allí durante 20 días, algo nuevo para la figura del Presidente de la República, puesto que otros líderes no se han alojado en la residencia vacacional presidencial más que en ocasiones puntuales.
Este domingo pudimos ver a la Primera Dama en moto acuática, que pilotaba su guardaespaldas, disfrutando de una actividad diferente, mientras su marido probablemente mantenía su agenda de trabajo. Y es que a pesar de que están de vacaciones, la agenda del Presidente de la República francesa no se ve tan reducida como podría esperarse. Por la noche la pareja cenó junto a sus vecinos, los Grandes Duques Enrique y María Teresa de Luxemburgo.
Realizaron el trayecto de dos kilómetros entre su residencia y la de los Grandes Duques en un coche eléctrico de la Enrique de Luxemburgo, que tiene especial "preocupación por las cuestiones medioambientales", según ha especificado el Elíseo. El vehículo, que parecía un carrito de golf, fue seguido por el coche presidencial. Es tradición desde 1945 que en la estancia de los presidentes franceses en Brégançon disfruten de una cena con sus vecinos.
- Brigitte Macron, como nunca la habíamos visto en el Elíseo
Los Grandes Duques son propietarios de la finca Torre Sarrazine, situado en la costa y frente al famoso fuerte de Brégançon. Enrique de Luxemburgo fue recibido el pasado 19 de marzo por Emmanuel Macron en el Elíseo con motivo de una visita de Estado, la primera de un soberano luxemburgués en 40 años. "El edificio no tiene nada de lujoso o de ostentoso. Parece a una residencia burguesa provenzal, con sus muros blancos y sus baldosas. Son los jardines y la vista de 360 grados lo verdaderamente excepcional", dice el periodista Gillaume Daret, autor de un libro sobre el castillo.
Macron es el primer presidente desde hace años que ha buscado reactivar la costumbre de los veranos en Brégançon. De Gaulle, Giscard, Mitterrand, Chirac, Sarkozy, Hollande, los antecesores del actual líder francés, solo lo visitaron ocasionalmente. Hace semanas comenzó en la residencia la construcción de una piscina privada, con el fin de poder bañarse sin ser inmortalizado por los paparazzis apostados en las playas vecinas. Con esta modernización quizás pueda crear una versión gala de Camp David, donde los presidentes estadounidenses reciben a invitados internacionales en un ambiente diferente al de su residencia de invierno.
Esta construcción de una piscina se costeará en parte a través de una dimensión turística del fuerte de Brégançon, que hasta ahora no podía visitarse. Cuando el presidente de la República no esté alojándose en él se realizarán visitas con un coste de entre 4 y 10 euros.