La noche del pasado viernes la música volvió a sonar, por tercer año consecutivo, en el mítico hotel Marbella Club, donde Hubertus de Hohenlohe, uno de los rostros más emblemáticos de la Costa del Sol, organizaba en colaboración con Julián Porras la tradicional The Legendary Party. Se trata de uno de los eventos sociales que ha contribuido en los últimos años a posicionar de nuevo a Marbella como el destino veraniego más glamouroso de toda la geografía española y al que acuden, cada año, numerosas celebrities dispuestas a pasarlo bien.
En esta ocasión, Julián Porras ejerció de anfitrión junto con Hubertus y lo hizo sin su esposa, Olivia de Borbón, quien en estos momentos se encuentra en la recta final de su embarazo. De hecho, tiene previsto dar a luz este martes mediante cesárea programada en una clínica de la localidad malagueña. Cabe recordar que fue el pasado mes de junio cuando su amiga Carmen Lomana organizó el tradicional babyshower del pequeño Fernando Enrique, nombre que han elegido los orgullosos papás para el que será su segundo hijo (ya tienen otra hija, de quince meses, que se llama Flavia).
The Legendary Party fue todo un acontecimiento al que no faltaron rostros conocidos, algunos de ellos veteranos veraneantes de la Costa del Sol como Luis Ortiz y Gunilla von Bismark. También amigos de toda la vida, de Madrid, Sevilla y de otras partes del mundo que se dieron cita para brindar por la vida. Fue el caso de Arantxa de Benito, Fiona Ferrer, Beatriz de Orleans o Carmen Lomana, que acudió con un nuevo acompañante y se mostró de lo más sonriente y feliz. Junto a ellos, Carla Goyanes con su marido, Jorge Benguria, Ivonne Reyes con su hijo, Makoke y su hija Anita Matamoros y Sonia González con su pareja, Juan Peña, cantante que por cierto se encargó de animar la velada, tal y como sucedió el verano pasado.
La celebración contó además con ilustres invitados como los duques de Sevilla, la duquesa de Cardona, el duque de Arion, los condes de Jordana, el vizconde de Torre Hidalgo, la marquesa de Murrieta, el duque del Parque, los marqueses del Álamo del Guadalete o el barón Biaggio de Brucoleri, entre otros. Todos ellos disfrutaron de un enclave único como es el emblemático hotel, un lugar con mucha historia que el príncipe Alfonso de Hohenlohe puso de moda en los años 70 y 80 gracias a sus insólitas y míticas fiestas. El viernes por la noche se respiró, de nuevo, ese mismo espíritu.