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La de Frank Cuesta es una profesión de alto riesgo. El hecho de estar tratando diariamente con animales salvajes hace que el famoso herpetólogo se lleve más sustos de los que le gustaría ya que, a pesar de su profesionalidad, las reacciones de las especies con las que trata son del todo imprevisibles. Tal y como ha mostrado el de León en su último vídeo de YouTube, su última experiencia con una serpiente no ha salido tal y como esperaba ya que, cuando su misión con el reptil estaba a punto de terminar de manera satisfactoria, el animal reaccionó inesperadamente.
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Frank había acudido a recoger la serpiente de una calle para llevarla a un centro de rehabilitación de animales salvajes en Tailandia. El animal se había comido un gato -tal y como se puede apreciar en su abultado cuerpo- y uno de los intereses principales del especialista era cumplir con su trabajo rápidamente a fin de que el animal se estresase lo mínimo posible. El propio presentador explicaba en el vídeo que, ante situaciones de estrés, las serpientes pueden vomitar lo que han comido. Cuesta consiguió su objetivo, a pesar del gran tamaño de la pitón, pero cuando ya habían llegado al refugio y fue a liberarla esta se abalanzó sobre su pierna propinándole un fuerte mordisco. A pesar del susto, este ataque no reviste gravedad ya que las pitones no son venenosas y es una herida que no requiere de más cuidados que la que se pudiera haber hecho con un árbol.
A finales del mes de junio Frank vivió otro ataque de una víbora, pero en ese caso, el asunto fue mucho más grave. El presentador había acudido a un colegio tailandés en el que habían requerido sus servicios para sacar un nido de víboras malayas, la especie de serpiente más letal que habita en el continente asiático. Tal y como él mismo contó a través de su perfil en Twitter, uno de los reptiles le atacó en un dedo y tuvo que abrirse la herida y limpiarla al momento para evitar necrosis. Tras su rápida actuación, Cuesta tuvo que acudir al hospital para que le comprobasen las funciones vitales y días después confirmaba que, aunque había aparecido cierta necrosis, la rápida actuación había servido para salvar el dedo.
