Ha pasado una semana desde que Juan José Padilla sufriera una aparatosa cornada en Arévalo (Ávila). El cuarto toro le embistió y le arrancó parte del cuero cabelludo. Pese a la escalofriante escena, el diestro jerezano de 45 años se ha repuesto de sus heridas y reapareció este viernes en la plaza de toros de Pamplona, con más energía que nunca y delante de una afición entregada. No estaba solo, compartió cartel con Cayetano Rivera y con Roca Rey. En plena feria de San Fermín, Padilla fue recibido con todos los honores y se mostró como un auténtico pirata, con su parche negro en el ojo izquierdo y con un pañuelo del mismo color cubriéndole su reciente herida en la cabeza. Fue despedido del coso navarro, con lleno completo, a hombros y salió por la puerta grande de una plaza en la que debutó en 1999 con toros de Miura, en su última actuación en esta feria, una de las más importantes y emotivas para él.
Los tres matadores lidiaron toros de Jandilla, en una jornada en la que toreros y astados estuvieron a un gran nivel durante toda la corrida. Padilla estuvo sublime y la afición le transmitió su cariño. También triunfaron Cayetano, con una gran estocada en el quinto, y Roca Rey. Le brindaron uno de sus toros a El Pirata. El diestro peruano protagonizó uno de los momentos más tensos de la tarde cuando fue embestido por el tercer morlaco, pero pudo continuar la faena.
- Juan José Padilla se encuentra 'bien' tras su aparatosa cornada
El 7 de julio, el Ciclón de Jerez sufrió una cornada que mostró una imagen escalofriante, con un colgajo de piel y pelo totalmente desprendido de la parte derecha de la cabeza. A pesar del terrible accidente, un día después la familia confirmó que el diestro se encontraba “bien”, su vida no corría peligro y seguía con sus intenciones de torear en Pamplona. Tras la cornada, Padilla se puso en manos del doctor Alberto García- Perla, especialista maxilofacial y su médico de confianza tras el gravísimo percance sufrido en el año 2011 en Zaragoza, que le costó la pérdida del ojo izquierdo, que además le causó otros daños importantes en la zona facial. El percance en el coso abulense recordó, por un momento, a aquella terrorífica embestida en Zaragoza, aunque, afortunadamente, con un desenlace muchísimo menos grave.