El 22 de mayo de 2017 es un día tristemente marcado en la memoria de Ariana Grande y sus fans. Ese día, cuando la artista estadounidense acababa de terminar de cantar en Manchester, un atentado terrorista en las inmediaciones del estadio donde el concierto había tenido lugar, costó la vida a 22 personas y dejó más de 100 heridos, todos ellos asistentes del recital. Aunque la intérprete salió ilesa del ataque, su conmoción fue inmensa y así lo expresó en Twitter en el que fue su primer mensaje público tras el horror. "Rota, lo siento desde lo más profundo de mi corazón. No tengo palabras", rezaba su texto. Ahora, más de un año después, la cantante ha concedido una entrevista a la edición británica de Vogue en la que ha confesado que tras la masacre sufrió shock postraumático.
Con un discurso de lo más humilde e intentando que su dolor no quede en ningún momento por encima del de las víctimas, Grande la que fuera protagonista de iCarly ha reconocido que, a pesar de sufrir ansiedad desde hace tiempo tras la trágica experiencia sus ataques se convirtieron en algo mucho más frecuente y con síntomas más duros como mareos y angustia. Todavía rota de dolor, la compositora expresa su malestar al hablar de sí misma: "Siento que ni siquiera debería estar hablando de mi propia experiencia y no creo que alguna vez sepa cómo hablar sobre lo que pasó y no llorar".
Tras lo sucedido, la estrella internacional se retiró temporalmente de los escenarios para recibir ayuda psicológica, no sin antes volver a cantar en la ciudad inglesa. En un homenaje a las víctimas que reunió a muchos de los grandes nombres de la música actual, la de Be Alright se volvió a enfrentar a las tablas solo 13 días después del atentado, acompañada de artistas de la talla de Pharrell Williams, Usher, Miley Cyrus, Justin Bieber o Madonna, entre muchos otros. Tras esta actuación llegó el parón durante el cual Ariana trató de digerir todo lo que había pasado.
Sin alejarse de sus fans en ningún momento, la autora de Break Free no solo mantuvo contacto con los supervivientes del atentado, sino que hace apenas unas semanas, cuando se cumplía un año del suceso, además de un tierno mensaje de recuerdo en sus redes sociales, se tatuó una abejita en la parte de atrás de la oreja. ¿Por qué este dibujo? La abeja es un símbolo histórico de la ciudad de Manchester, una de las ciudades más obreras de Inglaterra que, durante la Revolución Industrial albergó numerosas fábricas textiles que se conocían como "colmenas de actividad". Desde ese momento, este insecto pasó a representar a los ciudadanos de Manchester y ahora se ha convertido también en un icono de solidaridad.