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El exproductor de Miramax, Harvey Weinstein, se ha entregado este viernes, sobre las 7.30 horas, a las autoridades en Tribeca, Nueva York. El día anterior se había adelantado que se produciría esta detención y el magnate viajó hasta la ciudad de la estatua de la Libertad para facilitarla. Entró en la comisaría de policía acompañado de varios agentes, con tres libros bajo el brazo y rodeado por una masa de medios de comunicación y curiosos que esperaban el momento a las puertas del edificio. En el interior se comprobaron sus datos y le tomaron las huellas dactilares. Una hora más tarde salía para dirigirse al juzgado con una sonrisa, bajo custodia policial y esposado.
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Según publica el New York Times, Weinstein ha sido acusado- como se creía- de violación y abuso sexual en dos casos diferentes. Su abogado había negociado un acuerdo para garantizar que fuera puesto en libertad bajo fianza: el productor debe pagar 8,6 millones de euros, tendrá que llevar un brazalete electrónico que controle sus movimientos, solo podrá desplazarse entre los estados de Nueva York y Connecticut y se le ha retirado el pasaporte.
Los cargos que se han presentado este viernes reflejan incidentes con dos mujeres diferentes en 2013 y 2004, según ha publicado el fiscal del distrito de Manhattan en un comunicado, y son el resultado de una investigación conjunta entre la policía y la Fiscalía. Una de las víctimas que está detrás de estas acusaciones es la actriz Lucía Evans y la otra no quiere ser identificada de manera pública, según revela a la cadena estadounidense CNN una fuente cercana. Se espera que el juzgado presente más cargos a medida que conozcan el testimonio de las cuatro mujeres que, por el momento, van a testificar.
"El señor Weinstein siempre ha mantenido que nunca ha participado en relaciones sexuales no consentidas. Nada de lo ocurrido hoy cambia su posición en el asunto. Se ha declarado 'no culpable' y espera ser exonerado", explicaba Benjamin Brafman, el abogado del cineasta, después de su visita al juzgado. "Pretendemos que todo avance rápido a la hora de desestimar estos cargos. Creemos que, constitucionalmente, tienen fallos, que no están respaldados por pruebas y que al final del proceso mi cliente será absuelto".
Las investigaciones de este caso comenzaron hace meses, pero no fue de dominio público hasta octubre de 2017, cuando el New York Times y el New Yorker publicaron reportajes en los que decenas de mujeres denunciaban públicamente casos de abuso. Antes de que terminara el mes, más de 80 mujeres habían señalado a Harvey Weinstein, entre ellas celebrities como Salma Hayek, Gwyneth Paltrow o Uma Thurman, y dio comienzo a un movimiento social que en redes tomó el hashtag #MeToo, en donde se compartían situaciones similares de desigualdad o abuso o malos tratos a las mujeres. Desde entonces, diferentes personalidades se han enfrentado a acusaciones similares en lo que se ha llamado como "Efecto Weinstein".
En enero, Georgina Chapman, esposa del Weinstein y directora creativa de Marchesa, firmaba un acuerdo millonario de divorcio con el productor y ponía fin a más de 10 años de matrimonio. En una entrevista reciente, la diseñadora aseguraba que ella siempre había pensado que "eran felices" y que tardó dos días en procesar la información. "A medida que el volumen de la historia iba creciendo me di cuenta de que no se trataba de un incidente aislado, supe que tenía que irme y llevarme a mis hijos", explicó.
Además de su matrimonio, también la carrera de Harvey Weinstein ha sufrido las consecuencias de estas declaraciones contra él. Ha sido despedido de su propia empresa, The Weinstein Company, suspendido de la British Academy of Film and Television Arts (BAFTA), expulsado de Academia de Cine, y le han obligado a dimitir de los Directors Guild of America (Gremio de directores estadounidenses).
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