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meghan markle gtres© Gtresonline

Por qué Meghan Markle no será princesa

La actriz norteamericana recibirá el título de duquesa, y será tratada como 'Su Alteza Real', pero la tradición es clara: no podrá convertirse en 'princesa Meghan'.


Actualizado 7 de mayo de 2018 - 19:35 CEST

No es tradición en la casa real. Meghan no supone una excepción. Es, sencillamente, regla entre los Windsor. Casarse con un príncipe no te convierte en princesa. Ni siquiera Lady Diana, aun estando llamada a ‘reinar’ junto al príncipe Carlos, lo fue oficialmente, aunque, como mujer del heredero al trono, asumió la condición de ‘Su Alteza Real Princesa de Gales’.

meghan-harry-posado© Alexi Lubomirski
Todo apunta a que la reina Isabel II concederá a la pareja el ducado de Sussex, un título que, según afirman diarios británicos, la Soberana habría prometido a su nieto, Harry.

Una distinción que, en un futuro, también adoptará Catherine Middleton, cuando su marido, Guillermo, ocupe el primer puesto en la línea de sucesión, tras ser proclamado el príncipe Carlos, rey de Inglaterra.

Al igual que la duquesa de Cambridge, quien, por matrimonio, adquirió, el rango de princesa ‘William de Gales’, Meghan Markle podrá asumir el título de ‘Su Alteza Real la Princesa Henry de Gales’. Pero no será princesa Meghan. Al menos, no de momento.

- ¿Princesa Meghan? No, no es posible

harry-meghan-anillo2© Getty Images

Siguiendo la tradición en los matrimonios reales, la actriz americana entrará en la capilla como Ms Meghan Markle, pero saldrá del brazo de Harry como duquesa y ‘Su Alteza Real’. Para entonces, la reina ya les habrá concedido el título nobiliario que usarán como matrimonio.

Todo apunta a que la futura mujer del príncipe podría convertirse en la primera duquesa de Sussex de la historia, un título que, según aseguran los diarios británicos, la Soberana habría prometido a su nieto, Harry.

El rey George III creó, en 1801, este ducado para su sexto hijo, Augustus Frederick, quien se casó dos veces, aunque ninguno de sus matrimonios fue aprobado por su padre. Por ello, sus esposas jamás fueron oficialmente duquesas, y el príncipe moriría, en 1843, sin descendencia legítima.

Por otro lado, la novia real podría también adoptar el apellido Mountbatten-Windsor, renunciando al suyo de soltera después de la boda. En los países anglosajones es bastante común que las mujeres adopten el de su esposo. Claro que, Meghan está en Inglaterra, en el mundo de los Windsor, donde la reina tiene la última palabra.

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