La boda de Harry y Meghan se celebrará el 19 de mayo en el Castillo de Windsor

Princesas americanas: las bellezas que conquistaron un príncipe... y hasta un reino

Desde Meghan Markle, pasando por Wallis Simpson, Grace de Mónaco, Rita Hayworth hasta Noor de Jordania y Marie-Chantal de Grecia

por MULENGA HORNSBY

Desde que saltó la noticia del romance de Harry de Inglaterra y la actriz estadounidense Meghan Markle, enamoraron al público. Y, a medida que el noviazgo evolucionó, los observadores reales más críticos llegaron a ver que el porte, la calidez y las credenciales humanitarias de Meghan -así como su aspecto hipnótico- la convierten en la princesa ideal del príncipe azul del Reino Unido. Ahora todos esperan que Meghan, la mujer que en broma dice de sí misma que es “una chica de California que cree que la mayoría de las cosas se pueden curar con yoga, playa o algunos aguacates”, inyecte vitalidad añadida a la monarquía cuando la pareja se case el próximo 19 de mayo en el Castillo de Windsor.

Mucho ha cambiado todo desde que otra atractiva divorciada estadounidense, Wallis Simpson, conquistara el corazón de otro príncipe británico, sacudiendo los cimientos de la monarquía. La clase dirigente se negó a aprobar aquel matrimonio hace 80 años, forzando al tío abuelo de Harry, Eduardo VIII, a renunciar al trono y a exiliarse para estar con “la mujer que amo”. Desde entonces, otras estadounidenses notables, desde Grace de Mónaco hasta Noor de Jordania, han tenido éxito en el papel real, cada una aportando algo especial a las dinastías a las que se unieron. Vemos en ellas la inimitable mezcla de accesibilidad, optimismo, estilo y glamour: las mismas cualidades que harán de Meghan una joya en la corona de la monarquía británica.

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WALLIS SIMPSON

Aunque estaba casada todavía con su segundo marido cuando se conocieron en 1931, el Príncipe de Gales no pudo evitar sentirse atraído por Wallis Simpson. Encantadora, sofisticada, siempre impecablemente vestida y con la instintiva falta de servilismo de los estadounidenses hacia la monarquía, ella era diferente a cualquier persona que el príncipe hubiera conocido en la corte presidida por su padre, el rey Jorge V, un hombre que no creía en bromas en discursos ni en apariciones en público sin sombrero de copa.

Después de la muerte de su padre, Eduardo VIII reinó durante sólo diez meses, renunciando al trono en 1936 para comenzar una nueva vida como el Duque de Windsor con su amada Wallis. Gracias al advenimiento de un orden social menos conservador, la historia ha juzgado a su esposa estadounidense más amablemente de lo que era el caso en aquel momento. Wallis ahora es reconocida como una de las mujeres más intrigantes y elegantes de su época, mientras que su romance es hoy una historia de amor para todas las edades.

Hasta el final, el Duque permaneció a su lado, los que les conocieron dan fe. Escritas a mano sobre papel de carta real y exhibidas en su mansión, figuraban estas líneas del poeta Alfred Tennyson: “Amigo mío, solo vivir contigo/ Creo que era mejor que poseer/ Una corona, un cetro y un trono”.

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GRACE DE MÓNACO

Si Grace Kelly encantaba al público como la novia de Hollywood, su estrella resplandecía aún más con el brillo añadido de un título real. Con su prudencia e imagen recatada, el papel de princesa parecía haber sido escrito solo para ella. El legendario director de cine Alfred Hitchcock dijo estar muy feliz de que Grace hubiera encontrado “tan buen papel”. Y para los monegascos, era mucho más que la amada consorte de su soberano: era la mujer que ayudaba a poner su pequeño principado en el mapa.

Después de conocer al príncipe Rainiero durante el festival de cine de Cannes en la primavera de 1955, la actriz comenzó un noviazgo transatlántico por carta y aceptó su petición en Navidad. La producción de su última película, High Society (Alta sociedad), se aceleró para dar cabida a otro evento más importante: las magníficas nupcias de la pareja en Montecarlo. Unos 20.000 simpatizantes les dieron la bienvenida a las celebraciones nupciales en la Riviera francesa cuando Grace bajó de un barco con 80 piezas de equipaje. En los años siguientes, su deslumbrante atractivo atrajo a todos los ricos de Europa a Mónaco, convirtiendo el Principado en sinónimo de glamour que es hoy en día.

Si su vida no hubiera sido truncada trágicamente por un accidente automovilístico en 1982, Grace habría tenido la alegría de ver a sus tres hijos y sus descendientes perpetuar la reputación del principado de belleza, estilo y distinción. Tal como estaban las cosas, James Stewart habló por muchos cuando dijo, en su entierro fúnebre, que había amado a Grace porque: “Ella trajo a mi vida, como ella trajo a la tuya, una luz suave y cálida cada vez que la vi. Y cada vez que la veía era una fiesta propia”.

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NOOR DE JORDANIA

Incluso antes de convertirse en consorte y confidente del rey Hussein de Jordania, cuando se ganaba reputación mundial como pacificador de Oriente Medio, Lisa Halaby difícilmente pasaba inadvertida. Hija de un hombre de negocios estadounidense de origen sirio, es recordada por quienes la conocieron en los años 70 como una mujer joven y enérgica. Lisa, una de las primeras mujeres graduadas de Princeton, donde estudió arquitectura y planificación urbanística, tenía un trabajo de diseño de instalaciones aeroportuarias en la capital jordana de Ammán cuando conoció a Su Majestad. El Rey, que era 16 años mayor que ella y había perdido recientemente a su tercera esposa en un accidente de helicóptero, se quedó boquiabierto.

Después de un noviazgo secreto de seis semanas con paseos en motocicleta a la luz de la luna y cenas todas las noches, se casaron el 15 de junio de 1978. Como regalo de bodas, Hussein le obsequió el nombre de Noor, que significa “luz”. Y fiel a ese nombre, como la reina Rania de hoy, Noor tendió un puente de entendimiento entre Oriente y Occidente. Durante los siguientes 20 años, hasta la muerte del Rey, ella fue su compañera inseparable en viajes mundiales, convirtiéndose en una cara familiar en los pasillos del poder al recibir figuras como el líder palestino Yasser Arafat, Bill Clinton y el primer ministro israelí Yitzhak Rabin, además de convertirse en una defensora de los derechos de las mujeres y de los refugiados.

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MARIE-CHANTAL DE GRECIA

Su boda real con Pablo de Grecia en 1995 convirtió la ciudad de Londres en la mayor sede de la realeza desde las nupcias de la reina Isabel II y el príncipe Felipe. Pero dado que Grecia es ahora una república, en el día a día, la princesa Marie-Chantal, hija del multimillonario estadounidense Robert Miller, y su apuesto marido viven como ciudadanos privados. El príncipe heredero Pablo es corredor de bolsa, mientras que su esposa combina la crianza de los cinco hijos de la pareja con la gestión de una etiqueta de ropa de lujo para los más pequeños. MC, como la conocen sus amigos, dice que la marca está inspirada por su familia y que su éxito se basa en la visión comercial heredada de su padre.

Y, cuando se requiere que la Princesa heredera estadounidense use su título y ponga gemas de reliquia en reuniones reales como la boda de los Duques de Cambridge, emerge con elegancia majestuosa. “Como en el caso de todas nuestras familias reales, hemos existido durante un cierto número de siglos, y Marie-Chantal ha traído aire fresco. No es que lo necesitáramos, pero siempre es bueno tener aire fresco. Ella hizo florecer a Pablo. Y él hizo mucho por ella también. Es un matrimonio que funciona maravillosamente. El hecho de que provengan de entornos totalmente diferentes ayuda, porque aprenden el uno del otro”, declaró el primo de su marido a Vanity Fair.

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ALEXANDRA MILLER

Alexandra Miller, hermana menor de Marie-Chantal de Grecia, se casó con el príncipe Alexandre von Fürstenberg, de la antigua nobleza alemana, después de conocerse en el exclusivo Hotel Carlyle de Nueva York, donde vivían a dos pisos de distancia cuando eran adolescentes. A su boda, un sofisticado evento en la Gran Manzana, asistieron famosos nombres de la sociedad y del mundo del espectáculo, entre ellos Bianca Jagger, Barbara Walters y Dolly Parton. El matrimonio convirtió a Alexandra en nuera de la conocida diseñadora Diane von Fürstenberg y de su exmarido, el príncipe Egon. Los novios de juventud fueron padres de una niña, llamada Talita, y un niño, Tassilo, que son parte de la aristocracia de Instaglam. Aunque la pareja se divorció siete años después y ha rehecho sus vidas con nuevas parejas, siguen siendo una familia moderna extremadamente bien unida.

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RITA HAYWORTH

Antes de que Grace Kelly emparentara con la realeza, otra estrella de Hollywood se convirtió en princesa. En 1948, Rita Hayworth era una de las mujeres más famosas del mundo, que la conocía como La Diosa del Amor por sus encantos sensuales. Tambaleándose por el fracaso de su matrimonio con Orson Welles, llegó a Cannes exhausta y deprimida. Eso no impidió que el acaudalado príncipe Aly Khan, hijo de Aga Khan III, líder espiritual de millones de musulmanes ismaelitas, la cortejara con regalos de joyas, rosas rojas y hasta un perrito caniche. Con el consentimiento paterno, el príncipe Aly, que había nacido en Italia y crecido entre Francia e India, se divorció de su primera esposa y Rita y él se casaron en 1949. Su tempestuosa unión duró solo cuatro años, pero le dio a Rita la gran alegría de su vida: su hija, la princesa Yasmin Aga Khan, que se convirtió en filántropa y recaudadora de fondos para su lucha contra el Alzheimer.

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SALWA AGA KHAN

Aclamada como la nueva Cindy Crawford, la bella estadounidense Kendra Spears tuvo una exitosa carrera como modelo, incluidas varias portadas de Vogue y pasarelas en París y Milán, antes de conocer a su príncipe. Su boda de cuento de hadas con el príncipe Rahim, heredero del actual Aga Khan, uno de los miembros más ricos del mundo, tuvo lugar en el Chateau de Bellerive en Suiza en 2013. A raíz de su matrimonio, Kendra, estudiante de sociología de Seattle, abandonó su carrera y se convirtió al Islam, adoptando el nombre de Salwa, que significa “portadora de felicidad”. La pareja tiene dos hijos, Irfan, que nació en abril de 2015, y Sinan, que llegó al mundo en enero de 2017.

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KELLY RONDESTVEDT

Alto y elegante, el atractivo abogado que se presentó en un restaurante de Nueva York a la corredora de bolsa Kelly Rondestvedt, nacida en Florida, parecía una cita de ensueño. No sabía ella que, con el título completo, el príncipe heredero Hubertus de Saxe-Coburg y Gotha era también uno de los solteros más codiciados de Europa. Sus nupcias tuvieron lugar en 2009 en la residencia familiar de Schloss Callenberg en presencia del rey Carlos Gustavo y la reina Silvia de Suecia, con quienes está emparentado, al igual que con otras muchas de las dinastías reinantes de Europa, incluida la de Reino Unido, ya que el príncipe Alberto, marido de la reina Victoria, era un Saxe-Coburg. Desde 2011, Hubertus y Kelly han vivido en Coburg, donde dirige la fundación familiar, mientras que ella se dedica al cuidado de sus tres hijos. La princesa heredera Victoria de Suecia, el príncipe Ernesto de Hannover y el rey Felipe de Bélgica forman parte de los padrinos de sus pequeños. 

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HOPE COOKE

Sikkim era un pequeño y asombrosamente hermoso reino del Himalaya, rodeado por China, India, Nepal y Bután, cuando en 1959 Palden Thondup Namgyal, su príncipe heredero, conoció a los 36 años a una estudiante universitaria estadounidense en la sala del hotel Windermere de Darjeeling. A pesar de la diferencia de edad -ella era 16 años más joven que él- se casaron cuatro años después en una colorida ceremonia budista, sello de la historia de amor de Hope tanto con el hombre como con la remota y mística región que representaría. Fue coronado Rey o Chogyal en 1965 y Hope se convirtió en Reina consorte de Sikkim. Lamentablemente, el idilio no duraría. El príncipe que se convirtió en monarca fue depuesto solo diez años después y su reino se anexó a la India. En ese momento, el matrimonio también se había derrumbado y Hope regresó a los Estados Unidos con sus dos hijos. Más tarde se convirtió en una respetada escritora, conferenciante e historiadora.

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SARAH BUTLER

Sarah Butler, nacida en Texas y experta en desarrollo internacional, se convirtió en Su Alteza Real la Princesa Sarah Zeid de Jordania cuando se casó con el Príncipe Zeid bin Ra'ad Zeid al-Hussein. Además de ser miembro de la realeza jordana, el Príncipe también reclama el trono de Irak como pariente del último monarca del país, el rey Faisal II, que fue asesinado en un golpe de estado en 1958. Sin embargo, como miembros de una familia real completamente moderna, el Príncipe y la Princesa llevan la vida de una pareja de poder en Nueva York. El Príncipe es Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, mientras que Sarah trabaja como defensora de la salud materna y neonatal.