Sara Carbonero no da crédito. Según ha contado en sus redes sociales, ha logrado un nuevo objetivo del que se siente muy orgullosa: incorporar a sus rutinas diarias el ejercicio. "La vez que más estoy durando yendo al gimnasio, ni yo misma me lo creo", ha escrito en su cuenta de Instagram junto a esta imagen. La periodista había reconocido en un posts que su relación con los gimnasios nunca ha sido demasiado buena, "especialmente con ese tipo de gimnasio que más bien parece un club social donde la gente va a cotillear y a mirar de arriba a abajo el modelito de los demás". Sin embargo, en Oporto ha encontrado el sitio ideal para ponerse en forma tras un tiempo alejada de los entrenamientos.
"Cuando llegamos pensé que era una ciudad ideal para practicar deporte al aire libre. Hay muchos parques y paseos para montar en bici y correr y además está la playa. No tenía pensado meterme en un gimnasio hasta que una mañana, desayunando debajo de casa, una amiga portuguesa me habló de un sitio en el que podíamos hacer yoga", contó en su blog. Y desde entonces, con algún que otro periodo de desconexión, suele acudir a clase de yoga tres veces a la semana, aunque ahora parece que ha incorporado otro tipo de ejercicios a su rutina de entrenamiento.
Sara, de 34 años, acude religiosamente al gimnasio del Sheraton Porto Hotel & Spa, situado cerca de la céntrica avenida Boavista. El centro de bienestar del establecimiento alberga una piscina cubierta y numerosas salas donde practicar yoga y meditación. La periodista se ha puesto en las mejores manos, y no duda en etiquetar en sus fotos a la 'culpable' de su nueva forma física, la entrenadora Lucimere Bohn.
Sara se ha adaptado a la perfección a su nueva vida en Oporto, ciudad a la que llegó en verano de 2015 tras el fichaje de Iker Casillas. Según las últimas informaciones, la pareja permanecerá en Portugal al menos hasta junio, y a la espera de conocer su futuro más cercano sigue disfrutando de su día a día en el país vecino junto a sus hijos, Martín, de cuatro años, y Lucas, de uno.
El amor de Iker y Sara pasa por su mejor momento. Acaban de celebrar ocho años de amor y el 20 de marzo se cumplirán dos años de su boda. "Nunca había soñado con una gran boda. Estoy contenta, y para mí fue muy bonito. La gente que tenía que saberlo lo sabía, y han respetado y entendido nuestra manera de hacer las cosas. Nuestros amigos nos quieren como somos”, declaró Sara tras el enlace. “Lo que cambia al final la vida de una pareja son los niños, no casarse, así que estamos igual que antes, que también es una buena noticia”, aseguró.
Por ahora, la pareja no tiene intención de aumentar la familia, aunque es algo que desean con todas sus fuerzas. "Me encantaría, pero no es el mejor momento ahora mismo. Iker también quiere otro hijo, pero lo primero que tenemos que tener claro es dónde estaremos el próximo año, porque termina su contrato con el Oporto", decía la periodista a finales de 2017.