Así ha sido la historia de cuento de hadas de 'Almaia', la pareja más romántica de OT
Los concursantes se conocieron poco a poco y el amor fue surgiendo de manera natural, ¿te acuerdas?
Los futuros representantes de Eurovisión, Alfred y Amaia, triunfaron con un tema que, en palabras de su artífice, es fiel reflejo de su historia de amor. Un cuento de hadas que nació dentro de la academia de OT y se fraguó a fuego lento entre clases, canciones y ensayos. La banda sonora de un amor que ha conquistado a media España y que ahora espera hacer lo mismo en el certamen europeo. Los dos han hablado en la academia durante estos tres meses de cómo nació el cariño y cuáles fueron sus primeras impresiones al conocerse, y aun sin palabras se ha podido ver cómo nacía, de una simple amistad, en amor más puro. ¿Echamos la vista atrás para repasar su historia?
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Como comentó una vez Amaia, recuerda que se fijó en Alfred en la fase final de los castings, cuando este le preguntó qué tema iba a cantar en la gala cero. “No es que me cayera mal, me interesaba su persona… Pero no me esperaba esto” contó la navarra. Su opinión, como dijo ella misma, fue cambiando. “Fue como un proceso” aseguró entonces. Y en este proceso les tocó ensayar juntos un dúo bastante romántico, La, la, land, el tema principal de la película City of stars, la primera vez en la que se miraron realmente a los ojos.
Fue durante una clase de interpretación con los Javis cuando confesaron qué es lo que más les gustaba al uno del otro. Detallaron esos pequeños gestos y las cosas en las que se fija alguien que mira con ojos distintos a los del cariño. “Me gustan las caras que pones al cantar” aseguraba Amaia, mientras que Alfred recordaba ese gesto que hacía ella con el pelo. La química que comenzaba se trasladó a la escena y la actuación hizo latir millones de corazones. El amor por el que un día, con Chenoa y Bisbal, suspiraron los incondicionales de OT volvía a la escuela.
El vídeo se viralizó y la relación entre los concursantes parecía hacerse cada vez más cercana. Ratos de descanso en la sala común en los que intercambiaban anécdotas de su vida, abrazos robados, miradas a los ojos, la improvisación en la sala de música, una canción inspirada por ese cariño, una ayuda en el aprendizaje... Se iban conociendo y cada vez se hacía más evidente, por los comentarios y bromas de sus compañeros, que algo había nacido entre ellos.
Un beso fugaz tras una clase de interpretación acentuaba la vena observadora de los incondicionales, era la primera vez que mostraban sus sentimientos en público. Todos sus gestos se estudiaban con lupa y llegó el segundo beso, esta vez en directo, o eso parecía. No se desanimaron los espectadores y su recompensa llegaba en forma de un nuevo dúo con Escondidos, el tema romántico por excelencia en OT, y el baile de La bella y la bestia. Su despedida por Navidad despedía ternura, igual que su reencuentro. Los besos, espontáneos y breves, sorprendían a los fans, que cada vez les veían llevar su relación con más naturalidad.
No había dudas. Están juntos y encantados, aunque el cercano final del concurso les da algo de miedo. Amaia aseguraba que teme la distancia, mientras que Alfred, con esperanza, señalaba que el tiempo que pasen juntos tiene que ser de calidad. Llegó su segundo tema juntos, toda una declaración con Todo mi amor eres tú, que de nuevo les mostró diciéndose el uno al otro lo que seguro han dicho miles de veces fuera de cámara. El beso esta vez era inevitable y los fans lo pidieron a gritos.
Su fantasía de ir juntos a Eurovisión fue escuchada fuera de la escuela y Raúl Gómez tradujo en palabras los sentimientos que han hecho suspirar a todo el país. ¿Lograrán lo mismo en Lisboa?
“Siento que bailo por primera vez
Eres el arte que endulza la piel
De mi mente viajera que sigue tus pies
Siento que bailo por primera vez
Ya no puedo
Inventarlo
Solo quiero
Tu canción, oh, oh, oh...”.