Tradición es tradición, y estos días lo son por excelencia. El espíritu de la Navidad llega a casi todas partes, pero a cada lugar a su manera. Aunque las luces, los árboles, los regalos, las reuniones en familia… básicamente coinciden en la mayoría de sitios, hay otras costumbres navideñas que no, que son genuinas, propias, únicas, distintivas de cada país: Sudáfrica tiene dos años nuevos, en Italia se rifan un buey, en Holanda y Bélgica se bañan en agua helada… Acompáñanos a celebrar algunas Navidades por el mundo.
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REINO UNIDO
Meghan Markle vivirá una Navidad diferente en Reino Unido, la Navidad más especial de todas como prometida del príncipe Harry. Aunque el año pasado ya estuvo algunos días en Londres por estas señaladas fechas, este año será una de las invitadas de la reina Isabel de Inglaterra y celebrará las fiestas con toda la Familia Real británica. Verá con ojos nuevos algunas tradiciones navideñas, que se convertirán en tradiciones propias. Las primeras del resto de su vida. Tal vez haya probado los pastelitos mince pies, que se ofrecen en todos los hogares estos días de diciembre a las visitas, y ya no pueda resistirse a estas tartaletas rellenas de picadillo de manzana y pasas.
Podría ser también que, como muchos británicos, en la cena de Nochebuena encuentre en el asiento un cracker, un simpático detalle para transmitir a las personas “de esta mesa” que son especiales. Un festivo regalito con apariencia de caramelo gigante que, al tirar de los extremos, se rompe con un ¡bang! y arroja sorpresas, papelitos con citas y coronas de papel. Al final de la velada, cuando el reloj toca la medianoche, contentos y chisposos, muchos acuden sí o sí, aunque el resto del año no pisen una iglesia, a la Midnight Mass (nuestra Misa del Gallo).
Más conocidas y extendidas son las tradiciones de dejar un pastel para Papá Noel, agua para el reno y un calcetín por cada miembro de la familia, que unos colocan en la chimenea, otros al pie de la cama y, como en el caso de la imagen de la galería, algunos otros en los picaportes de las puertas. Una costumbre que Meghan, como estadounidense, también ha celebrado desde niña. A la mañana siguiente, el día de Navidad, los más pequeños avisan al resto de la familia de la visita de Santa y corren como locos a ver los regalitos del calcetín (algunas menudencias) y los paquetes de mayor vistosidad e importancia que rodean el árbol. Pero la que de verdad puede sorprender a la prometida del príncipe Harry, e instruirla acerca del sentimiento monárquico en el Reino Unido, es la fidelidad de los británicos al mensaje de Navidad de la reina Isabel. Con puntualidad británica, fueren las ideologías que fueren de los comensales, se enciende el televisor a las 3 y todos escuchan con suma atención las palabras de Su Majestad. El 26 de diciembre se celebra el Boxing Day, que promueve la realización de donaciones y regalos a los pobres, y la menos popular caza del zorro que, con tantos adeptos como detractores, viste a sus participantes de rojo.
La segunda parte de las Navidades probablemente Meghan disfrute de unas románticas vacaciones con el Príncipe lejos de Reino Unido, pero la oferta de ocio para esos días allí no es nada desdeñable. Muchas ciudades organizan castillos de fuegos artificiales y fiestas callejeras, las principales en Londres y Edimburgo. En Inglaterra, tradicionalmente, se recibe el año nuevo con las campanadas del Big Ben, aunque este año de restauración no se sabe bien si podrá darlas. Desde 2005, The London Eye patrocina uno de los mayores castillos de fuegos artificiales del mundo, que son lanzados desde la misma rueda. En Escocia, la Nochevieja recibe el nombre de Hogmanay. La costumbre nacional más extendida es la práctica de first-footing, que consiste en que amigos y familia visitan la casa de los demás con un regalo simbólico como un terrón de carbón, bizcocho o whisky, con la intención de llevar la suerte a la casa del anfitrión. Edimburgo, la capital escocesa, acoge un festival de cuatro o cinco días entre el 28 de diciembre y el 2 de enero. A medianoche se disparan los cañones del castillo de Edimburgo, y son seguidos por los fuegos artificiales.
ALEMANIA
Los mercadillos de Navidad, que abundan en el norte de Europa, tienen una larga tradición en Alemania y concentran al mayor número de acólitos de Papá Noel por metro cuadrado en busca del adorno más especial, del dulce más exquisito, del regalo más original. El mercado de Munich, frente al monumental ayuntamiento neogótico en la plaza Marienplatz (en la imagen superior), presume de ser uno de los más antiguos de Baviera y el conocido como Gendarmenmarkt, en Berlín, es el de mayor popularidad y éxito comercial del país. La víspera de Año Nuevo se llama en Alemania Silvesterabend porque el 31 de diciembre es el aniversario del Papa San Silvestre. Desde que el Muro de Berlín cayó en 1989, Berlín acoge una de las mayores fiestas de Fin de Año de toda Europa, a la que acuden alrededor de un millón de personas. El momento clave de la fiesta está en la Puerta de Brandemburgo, donde la gente se reúne para ver los fuegos artificiales a medianoche. Una tradición típicamente alemana para la Silvesterabend es Bleigießen, que consiste en predecir la fortuna para el nuevo año mirando las formas que toma el acero derretido al echarlo en agua fría.
FRANCIA
Emmanuel y Brigitte Macron vivirán una Navidad distinta, la primera como Presidente y Primera Dama de Francia. Pero probablemente no falten a las propias tradiciones familiares y no las pasen como muchos esperarían en el palacio del Elíseo, sino en su residencia familiar de la Costa del Norte, llamada Le Touquet, que congregará a los hijos y los nietos de Brigitte. Mientras llegan las fechas claves de reunión, en el Elíseo celebran la antesala de estas especiales Navidades con la entrega de regalos a los pequeños franceses y otras costumbres, algunas muy similares a las de sus vecinos monegascos del Palacio Grimaldi. Como cada año adorna el palacio presidencial el tradicional árbol y puede que también una de las herencias del sur de Francia, los Santons de Provence, un belén de escenas populares con figuras de arcilla que visten típicos atuendos provenzales.
La Nochebuena (le soir de Noël) y el día de Navidad (le jour de Noël) son legado de tradiciones británicas, la cena familiar con pavo o capón como plato estrella y la visita de Papá Noel de madrugada, pero también de algunas nacionales como los trece postres en Nochebuena, en referencia a Jesús y a sus doce apóstoles, que incluyen frutos secos, frutas y algunos dulces como el nougat negro y blanco (los turrones franceses) hasta alcanzar o superar en número los trece dulces. El tronco de Navidad, que pone la guinda a la primera semana de fiestas, es también oriundo de Francia y especialmente popular en otros países de influencia francófona como Bélgica... y más allá. En Francia, la Nochevieja se celebra con un banquete llamado la Réveillon de la Saint-Sylvestre. La celebración puede ser una cena íntima y simple con los amigos y la familia, o puede ser un elegante baile (une soirée dansante). París acoge uno de los desfiles de víspera de Año Nuevo más famosos de Francia, un festival de dos días que recorre las calles de la ciudad y cuyos cantantes, bailarines y artistas atraen cada año a miles de turistas. El día de Reyes no tiene la importancia que tiene en España, aunque sí reúne a los seres queridos, familiares o amigos, en torno a una deliciosa merienda con galette de Rois, en lugar de nuestro roscón de Reyes. Una tarta de hojaldre con relleno de frangipane, crema pastelera y polvo de almendras, que contiene en su interior una haba de cerámica y una corona para el rey de esa Navidad.
ITALIA
La víspera del Año Nuevo es celebrada en Italia con una gran comida familiar, que suele incluir cerdo, lentejas, zampone y cotechino (una típica salchicha italiana). Las tradiciones para la última noche del año incluyen llevar ropa interior roja para tener buena suerte y arrojar objetos viejos por la ventana a medianoche para dar la bienvenida al nuevo año y a los nuevos comienzos. Bolonia celebra la Nochevieja con la Fiera del Bue Grasso (feria del buey gordo), donde un buey es adornado con flores y lazos de los cuernos a la cola, y la fiesta termina justo antes de la medianoche con un sorteo, en el que el ganador se queda el animal.
BÉLGICA
La Navidad en Bélgica participa de algunas tradiciones de la francesa, de otras de la holandesa, debido a su pasado común y a la relativamente reciente independencia del país belga que data de 1830, y de otras propias. Hay por ejemplo dos figuras que representan a Santa Claus dependiendo de la zona geográfica: una es San Nicolás, que visita a aquellos que hablan el valón, y otra es Papá Noel, acompañado de su ayudante Fouettard, para los que hablan francés. San Nicolás visita en dos ocasiones los hogares belgas. El 4 de diciembre para averiguar si los niños han sido buenos y por tanto son merecedores de recompensa o han hecho algunas travesuras y como castigo no les traerá lo pedido. El 6 de diciembre vuelve, ahora sí cargado de regalos (juguetes y caramelos) para los obedientes y de unas ramitas, que dejará bajo el árbol o en el interior de los zapatos de los críos, para los que han desobedecido. También Papá Noel indaga si los belgas se han comportado como es debido o no, y actúa en consecuencia: regalos y chocolates para los cumplidores, nada de nada para los revoltosos.
El emblemático Manneken Pis, una estatua de bronce de poco más de 65 centímetros que representa a un niño pequeño desnudo orinando dentro del cuenco de la fuente y que se encuentra en el centro histórico de Bruselas (Bélgica) atrayendo a numerosos turistas, se viste de Papá Noel en estas fechas. También es costumbre visitar los mercadillos navideños, comer bouche de Noël (el citado tronco de Navidad) de postre en Nochebuena y tomar choucroutte (col fermentada) en Nochevieja. En Bélgica, la Nochevieja se celebra con fuegos artificiales a media noche. Dos lugares perfectos para ver los fuegos son los muelles en Antwerp y el Kunstberg para una vista impresionante del horizonte de Bruselas. Una tradición típica belga es que los niños escriban cartas rimadas a sus padrinos para desearles lo mejor en el nuevo año. Otra costumbre, llevada a cabo en Ostend, consiste en bañarse el 1 de enero en las heladas aguas del Mar del Norte vestido con divertidos disfraces. Y finalmente, el 6 de enero, merendar una especie de roscón, con regalo en su interior, al que llaman savoy.
HOLANDA
San Nicolás desembarca cada año también en Holanda. Como es tradición, el tercer sábado de noviembre, Ámsterdam acoge al santo que llega, a bordo de su barco de vapor procedente de España, a su destino en las proximidades de la iglesia que lleva su nombre y desfila a lomos de su caballo blanco. Era habitual, en la más tierna infancia de las princesas Amalia, Alexia y Ariane, que Guillermo y Máxima de Holanda llevaran a sus tres hijas a disfrutar de este entrañable acontecimiento como los demás niños de su edad, por lo que se dejaban ver por las calles con total normalidad, disfrutando del gran ambiente festivo y compartiendo impresiones y fotos con otras familias. Y es que, llueva, nieve o granice, cientos de chicos reciben inexcusablemente a los ilustres pasajeros del barco Madrid: a San Nicolás y a su fiel escudero Zwarte Piet, sin olvidar por supuesto el preciado cargamento, los tesoros que los niños holandeses recibirán en la madrugada del día 5 de diciembre. Este día, en el que se conmemora el nacimiento del santo, es equivalente de los Reyes Magos en España y los pequeños holandeses decoran con dulces y golosinas las chimeneas de sus casas, para dar la más grata bienvenida a quien traerá los esperados regalos.
La cena de Navidad con pavo el 25 de diciembre, la comida con la familia del 26 de diciembre y la visita a los mercadillos navideños son también tradición. En Holanda, la última noche del año recibe el nombre de Oud en Nieuw (nuevo y viejo) y se celebra con la familia y los amigos, a veces seguido por una fiesta pasada la medianoche. Los aperitivos tradicionales son los oliebollen (albóndigas) y appelflappen (rodajas de manzana fritas). La gente suele ver en televisión la oudejaarsconference, la actuación de uno de los cómicos holandeses más importantes, muy parecido a un monólogo de comedia, pero ligeramente más serio, ya que suele incluir un repaso, aunque en clave irónica, a los hechos políticos del año. A medianoche, el Año Nuevo es recibido con fuegos artificiales y champán. El 1 de enero, miles de personas se reúnen en las playas holandesas y se zambullen en el agua helada, para después entrar en calor con chocolate caliente acompañado de ron y snert (sopa de guisantes).
MÉXICO
La tradicional Navidad verde y roja de Europa se vuelve multicolor en México y otros países hermanos. La fusión de culturas cristaliza en la convivencia de tradiciones navideñas indígenas y españolas. Unas de las más populares son las llamadas posadas, que rememoran el momento en el que la Sagrada Familia pedía asilo para el nacimiento de Jesús. Los mexicanos celebran esta fiesta en casa y recrean la infructuosa búsqueda: "Os pedimos posada en nombre del Cielo". Dos invitados, disfrazados o no, hacen los papeles de la Virgen María y San José y otros les siguen en procesión con velas y luces de bengala. Durante la velada se sirve ponche y buñuelos mexicanos y se golpea una y otra vez, con un palo y los ojos tapados, una piñata con forma de estrella de siete puntas... hasta romperla y, simbólicamente, sacar de nuestro interior los siete pecados capitales. Las agendas se llenan en el mes de diciembre de posadas.
Otra de las citas tradicionales es Guadalupe-Reyes. Cada 12 de diciembre, día de la Virgen de Guadalupe, los mexicanos visitan los santuarios dedicados a su patrona. Se celebran procesiones de danzantes, que visten los trajes típicos autóctonos de las culturas indígenas y sonajas en los pies, y de mariachis con destino a los templos que llevan el nombre de la virgen de México. La Basílica de Santa María de Guadalupe, en México D. F., es de los que congrega a mayor número de fieles. La fiesta tiene tanta tradición que ha pasado al lenguaje coloquial en la expresión "me aventé un Guadalupe-Reyes" para decir que no se ha parado de comer y beber en toda la Navidad. También se ha extendido a otros países de América, incluso a España: Tenerife festeja la Virgen de Guadalupe con una procesión y un baño invernal en aguas del Atlántico.
Los ansiados regalos llegan para los más afortunados en dos fechas: el día de Navidad, pero no los deja Papá Noel, sino el Niño Dios como allí le llaman, y el día de Reyes, igual que en España, en el que también se toma rosca de Reyes. El bollo, muy parecido al roscón español, esconde un Niño Jesús de cerámica de color blanco. Quien lo encuentre, invitará el día de la Candelaria (2 de febrero) a una tamalisa en casa.