Ágatha Ruiz de la Prada sufre un percance días antes de Navidad

La diseñadora acabó en el hospital tras caerse cuando montaba a caballo

por hola.com

Ágatha Ruiz de la Prada ha sufrido un percance mientras montaba a caballo. La diseñadora se cayó y se fracturó la muñeca derecha, tal y como ha revelado en sus redes sociales. "Premio a la elegancia. Cinco minutos antes de romperme la muñeca. En cuanto salga del hospital me voy a una juerga flamenca", explicó junto a esta foto realizada por su hijo Tristán. La "juerga flamenca" estaba encabezada por Rafael Amargo, y el bailaor no dudó en enviarla todo su apoyo. "Ya estamos bailando y cantando por ti. Tranquila, tenemos más tiempo que vida. Que mala pata por no decir que mala mano. Ven que te bailo yo para quitarte la pena, ole", escribió. 

Ágatha cumplió órdenes, y llegó a la fiesta con su brazo en cabestrillo. "Ella me prometió que venía y esta mañana ha tenido un accidente y con su escayola y su clavo y después de horas de hospital ha venido a verme. Ole. Eso sí que es flamenco, cumplir con la palabra aunque sea arrastrándose. Ole, mujer de palabra vale por dos", compartió el bailaor en su Instagram junto a esta foto.

Este percance no ha impedido que la diseñadora siga con su día a día. Y tras salir del hospital acudió como invitada al plató de Dani&Flo. "Me he caído del caballo y me he roto la muñeca. No iba a venir, pero si he dicho que venía luego me da pena no hacerlo", dijo a los presentadores del programa de Cuatro, Lara Álvarez, Florentino Fernández y Dani Mateo. 

Tampoco se perdió la copa de Navidad de La Razón, a la que asistió con su hija Cósima. Según ha declarado, este jueves madre e hija presentarán su colección de gafas, realizada, "de la A a la Z" -en palabras de Ágatha- "por Cósima". 

La diseñadora afronta las Navidades convertida en una mujer nueva. Tras su divorcio de Pedro J. Ramírez, reconocía en las páginas de la revista ¡HOLA! que había "vuelto a nacer". En este tiempo, muchas cosas han cambiado para ella tanto física como mentalmente. "Hasta he engordado un poco. Perdí diez kikos en una semana, aunque llegué a perder 18, pero ya he ganado tres", explicaba. Eso sí, respecto a la idea de volver a enamorarse, por el momento, parece que lo tiene claro: "A estas alturas de la vida, lo que ya me apetece, por edad, es tener nietos, no novios".

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"Como desde el mismo momento en que me dijo que quería separarse, ya no quise verle nunca más, llevé un burka que me habían traído de Afganistán. Solo se me veían los ojos. ¡Fue tan alucinante! Aunque ya sabía que no íbamos a estar en el mismo cuarto, porque el divorcio se firmaba en salas separadas, me vestí así por si nos llegábamos a cruzar en algún momento. Me daba igual que la gente me pudiera reconocer o no. Lo único que yo quería era que él no volviera a verme nunca más. Pedro J. llamó después a mi hija y le preguntó: '¿Por qué tu madre ha hecho eso?', a lo que ella le respondió: 'Es que tú no tienes derecho a volver a verla'", añadía.