Lulu Figueroa Domecq da el último adiós a su abuela, la condesa de Romanones
La pintora, 'it girl' y aristócrata ha acudido a la capilla ardiente de Aline Griffith
Lulu Figueroa Domecq ha querido dar el último adiós a su abuela, Aline Griffith, condesa de Romanones, que falleció el 11 de diciembre a los 94 años de edad. Visiblemente afectada, con semblante muy serio, gafas de sol y cabizbaja, la pintora e it girl se acercaba esta mañana de martes hasta la clínica San Francisco de Asís de Madrid donde se ha instalado la capilla ardiente.
La nieta de Aline Griffith ha sido vista en los aledaños del centro hospitalario y junto a ella estaba su marido el historiador y antropólogo Adirán Saavedra, con el que acaba de cumplir su primer aniversario de boda. La pareja se casó el 3 de septiembre en Jerez de la Frontera en un enlace lleno de detalles que se celebró en la finca Santiago, propiedad de su familia materna. Una boda a la que faltaron su padre, Álvaro Figueroa, actual conde de Romanones, que estaba convaleciente de un ictus y su abuela. Ambos fueron los grandes ausentes en la celebración. En aquel entonces Aline, de avanzada edad, aseguró en aquel entonces a La Otra Crónica que "hay muchos mosquitos en Jerez en esta época y además para mí es muy difícil ir" mientras que añadía que "Lulu es estupenda y le tengo mucho cariño".
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Aunque no estuvo, Lulu recibió prestada para su gran día una joya del impresionante joyero de su abuela, que atesoraba una de las mejores colecciones de España. La it girl prefirió no desvelar qué pieza fue la que la exespía le dejó. Un precioso detalle que demostraba lo unidas que ambas estaban y explicaría su abatimiento al conocer la triste noticia. Lulu parece que Lulu ha heredado el estilo y el gusto por la moda de su abuela, que de joven fue modelo de alta costura en su Nueva York natal que le dio una gran popularidad y la convirtió en toda una influencer de la época.
Como buena abuela, la condesa de Romanones le gustaba contar anécdotas a sus nietos y seguro que la infancia de Lulu estuvo marcada por las historias y anécdotas que le relataba. Sin duda su abuela, una mujer apasionante que vivió una y mil aventuras como espía de la Office os Strategic Service de Estados Unidos en plena Segunda Guerra Mundial. Las anécdotas de la conocida como Butch (Tigre) se contarían por decenas, aunque com le gustaba decir: "Moriré con mis secretos".