La familia Martínez Bordiú está atravesando por un momento muy triste. Hace apenas unas semanas se desvelaba que la matriarca del clan, Carmen Franco, padece un cáncer terminal que le fue diagnosticado a finales del verano. Sin tratamiento posible, ha afrontado la fatal noticia con una gran entereza y vive la recta final de su vida rodeada por el cariño de los suyos, muy pendientes de ella en todo momento.
Así, recientemente recibió la visita en su céntrica residencia madrileña de su nieto Luis Alfonso de Borbón, al que siempre ha estado muy unida. Tras permanecer un rato en el interior de la vivienda, el Duque de Anjou salía del garaje del edifico sentado en el asiento del copiloto del vehículo con el semblante visiblemente serio, reflejo de la preocupación por el estado de salud de su abuela. También su esposa, Margarita Vargas, se encuentra desolada por la noticia y no pudo reprimir las lágrimas hace poco tiempo al hablar sobre ella, según recogía HOLA.com.
Ese mismo día, también se acercaba a ver a Carmen Francisco, el mayor de sus hijos varones. Al igual que Luis Alfonso, su cara también reflejaba los duros momentos a los que se enfrenta la familia, volcada por completo en que su madre se encuentre lo mejor posible.
Pero además de las numerosas visitas por parte de familiares y amigos, las muestras de cariño hacia Carmen Franco se suceden constantemente y también llegan en forma de regalo, como un gran centro de flores.
También su hija, Carmen Martínez Bordiú, se encuentra muy afectada por el estado de su madre. No obstante, en unas recientes declaraciones a HOLA, con motivo de la presentación del libro de Nieves Herrero, Carmen, confesó que, a pesar de no estar contenta, se siente tranquila al ver a su madre tan serena. “Ha tenido una vida muy plena y ahora le ha tocado. Tiene una fecha de caducidad pero lo asume y está muy bien”, explicó.
Asimismo, contó que su madre ha reducido sensiblemente su agenda social, puesto que prefiere guardar reposo en su domicilio. La última aparición pública de Carmen Franco se produjo a principios del mes de octubre, cuando asistió a la inauguración de la temporada de ópera en el Teatro de la Zarzuela de Madrid. Por aquel entonces nada hacía presagiar la terrible enfermedad que padecía.