Enrique Ponce regresó a La Monumental de México por una buena causa. Tras los terremotos en el país el pasado mes de septiembre, el diestro español se comprometió a donar dos toros en la citada plaza de toros y destinar los beneficios obtenidos a los damnificados por los seísmos. Una propuesta que, desde luego, los aficionados supieron agradecerle en la tarde del 3 de diciembre, donde Enrique recibió el cariño, la admiración y los aplausos de todos los presentes. La Monumental era una fiesta. Además, Carlos Slim, el hombre más rico de México, también quiso contribuir en esta tarde taurina solidaria y anunció que multiplicaría por cinco lo que donara el torero Enrique Ponce en su faena.
Ante más de 23 mil espectadores, el torero valenciano triunfó en una de las tardes más eufóricas en La Monumental, donde las ovaciones al marido de Paloma Cuevas fueron constantes. Enrique Ponce demostró, una vez más, su arte ante el toro y el respeto hacia el público, al que le regaló una faena magistral, donde el torero demostró su clase y elegancia en los ruedos. Una clase magistral del buen toreo.
Ponce donó dos toros. El primero para el español y segundo de la tarde fue un gran toro de Barralva, que saltó el callejón y quedó atrapado en el burladero de picadores pero, finalmente, salió al ruedo para que Enrique se ganara a los presentes con varias verónicas que desataron las primeras ovaciones en la plaza. El quinto de la tarde se convirtió en el segundo toro para el marido de Paloma, con el que demostró de qué pasta está hecho, su clase y su arte. Un animal deslucido de Teófilo Gómez pero que el torero supo llevar. A pesar de ser un animal manso, el diestro se inventó una de las faenas más épicas tirando de ambición y ganas, actitud que el público taurino supo reconocer y, a la vez, recompensar. Por su ímpetu y gran motivación, los asistentes pidieron que participara con un tercero, el de Valencia aceptó y el juez y el palco lo concedieron. Otro toro de Teófilo Gómez, un tercero donado con el que puso el broche de oro a su tarde más solidaria pero, también, más elegante, más clásica y pura historia de la tauromaquia. Templado y sin tirones, Enrique llevó a su tercero, del que tiró muy bien con su magia y naturalidad y, tras varias poncinas finales que pusieron a La Monumental de pie, mató a estocada algo caída. El resultado de la tarde fue de dos orejas con leve petición de rabo, silencio y vuelta al ruedo tras aviso.
El veterano diestro salió, finalmente, de la plaza de toros entre aplausos y gritos de cariño y admiración. La Monumental se convirtió en un gran escenario de ovación conjunta al español que, según sus propias palabras, "oyó el ole más grande que ha oído en su vida cuando aceptó torear el tercero". Una tarde inolvidable, que queda para el recuerdo de los amantes de la tauromaquia y, donde Ponce, sobresalió gracias a su pasión por los toros y su buena voluntad ante los terremotos del mes de septiembre en México.
Al lado del de Valencia, también estuvieron aportando su granito de arena, Joselito Adame, 'El Payo' y Jorge Hernández. Ninguno defraudó. Abrió la tarde el rejoneador Jorge Hernández que, gracias a su ligereza y dominio encima del caballo, salió ovacionado. Tanto 'El Payo' como Joselito tiraron de mucho sentimiento y desahogo pero fue el segundo el que dió el susto de la tarde con un revolcón que provocó el susto de los espectadores.
Tras una espectacular tarde, Enrique Ponce no solo recogió el cariño de los aficionados, sino también de sus amigos. El empresario mexicano Elías Sacal, novio de Mar Flores, celebró en su casa de Ciudad de México una fiesta por todo lo alto en honor al diestro. Elías y Mar fueron los perfectos anfitriones de una celebración que duró hasta la madrugada y que sacó el lado más desconocido pero muy divertido de Enrique Ponce. El torero demostró su arte cantando todo su repertorio y animando este bonito homenaje. Un broche de oro para un día inolvidable.