'Despixelamos' sus últimas apariciones públicas
A la hija de Francisco Rivera y Eugenia Martínez de Irujo ya no tendrán que sombrearle el rostro
Su recién estrenada mayoría de edad pone a Cayetana Rivera Martínez de Irujo en el foco mediático ante la curiosidad de todos cuantos ansían ver por fin su rostro. A principios de mes, la hija de Francisco Rivera y Cayetana Martínez de Irujo acudía al enlace de Sibi - la hermana de Lourdes Montes- con Álvaro Sanchís en Sevilla. Un día muy especial para la nieta de la Duquesa de Alba, que vivió su última gran fiesta antes de celebrar su dieciocho cumpleaños. Ese día, la joven consiguió convertirse en el centro de todas las miradas a su llegada a la parroquia de Santa Ana, en Triana.
Con un vestido de color fucsia, manga acampanada y largo por encima de la rodilla, Cayetana demostró haberse convertido ya en toda una mujer que, según dicen quienes la conocen, ha heredado la belleza de su abuela paterna, Carmen Ordóñez y la elegancia y el desparpajo de su abuela materna, la Duquesa de Alba. Esa fue la última vez que se le pixeló el rostro. Sin embargo, el pasado mes de septiembre, se producía otro importante acontecimiento en su vida: la despedida de los ruedos de su Francisco Rivera en la corrida Goyesca de Ronda.
Rivera decía adiós a las plazas tras 23 años dedicados a una profesión que ha marcado su vida y que tantas tardes de gloria, así como otras de pesar, le ha dado. ‘Paquirri’ perdió a su padre en Pozoblanco un caluroso mes de septiembre de 1984 y, precisamente, septiembre fue el mes que el diestro escogió para “cortarse la coleta”.
Como no podía ser de otra manera, su hija mayor no quiso perderse uno de los días más especiales en la vida de su padre. La joven estuvo pendiente en todo momento de la faena de Francisco Rivera y, además, se la pudo ver muy preocupada cuando sufrió un pequeño revolcón del que se recuperó rápidamente. Una tarde inolvidable que estuvo marcada por las emociones a flor de piel y en la que Francisco brindó a Cayetana el último toro de la tarde, que además le valió dos orejas.
Una vez más, Cayetana demostró ser la admiradora número uno de su padre. Y aunque tampoco pudimos ver su rostro en esta ocasión, la joven volvió a acaparar todas las miradas durante la celebración.