Cayetano Rivera recibe el alta hospitalaria tras su grave cornada: 'Han sido días difíciles'
El diestro abandonó este domingo, a primera hora de la mañana, la Clínica Quirón de Zaragoza, donde llevaba ingresado desde el 11 de octubre
Buenas noticias para Cayetano Rivera. Después de haber estado cuatro días ingresado en el Hospital Quirón de Zaragoza a causa de una grave cornada que sufrió cuando un toro le embistió el pasado 11 de octubre en la plaza de toros de la capital aragonesa, el diestro ha recibido este domingo por la mañana el alta hospitalaria.
Sobre las 10:00 horas el diestro -vestido con vaqueros, sudadera gris, zapatillas de deporte- salía por su propio pie del hospital ayudado por dos muletas. Junto a él el doctor Carlos Val-Carreres, jefe de Cirugía del coso zaragozano, médico de la Clínica Quirón y uno de los mayores expertos en cirugía taurina. El diestro atendió a su salida a los medios de comunicación allí congregados. Su mujer, Eva González, que viajó de inmediato para reunirse con él poco de enterarse del accidente, permaneció en un segundo plano, dentro de la clínica. La modelo, muy sonriente, lució un look informal con vaqueros y americana color azul añil. Después los dos se fueron en un coche.
Tras abandonar el hospital el diestro quiso agradecer la preocupación de la gente por su evolución. Sobre su estdao de salud aseguró sentirse "mejor" y relató cómo se enteró Eva del accidente. "En cuanto ocurrió la llamaron y tuvieron el detalle de poder hablar con ella antes de que interviniesen para que no se preocupara tanto en su estado". La modelo está embarazada de cuatro meses de su primer hijo en común con Cayetano.
Preguntado sobre una posible retirada del mundo de los toros tras este gran susto, aseguró: "no me lo he planteado" y dijo que "estoy feliz y disfruto con mi profesión". Sobre si su mujer le ha pedido que deje de torear dijo que "Ella sabe perfectamente que es una decisión muy personal que tenemos que tomar nosotros mismos y nunca jamás me ha planteado nada". También reconoció que Eva ha estado preocupada y que han sido "días difíciles". El torero también aclaró que finalmente su hermano Francisco no acudió al hospital porque "no era necesario". Ahora al torero le queda que le quiten los puntos, rehabilitación y reponerse del todo en casa.
Minutos más tarde era la propia Eva la que informaba vía Twitter que la pareja ya se dirigía a su casa y agradecía los buenos deseos recibidos. "Ya vamos camino a casa. Muchísimas gracias a todos por vuestors mensajes y vuestros buenos deseos. Sois una inyección de energía y fuerza", junto al emoticono de un rayo.
El diestro sufrió la grave cornada el pasado miércoles cuando se encontraba toreando al segundo astado de la tarde, Manzanito, de la ganadería Parladé, que embistió a Cayetano con violencia y le corneó en el muslo izquierdo. Fruto de esta embestida el torero sufrió "una grave cornada, con profusa hemorragia, en el borde interno del triángulo de Scarpa, con una trayectoria extensísima y otra descendente de 20 centímetros, y otra posterior de 10 centímetros que afecta al cuádriceps. Ha sido un milagro que no afecte a ninguna arteria importante", aseguró el médico Val- Carreres. Pese a la gravedad y aparatosidad de la cogida el diestro, que fue intervenido en la propia enfermería del coso taurino, estuvo fuera de peligro.
Un día antes de su alta, el pasado sábado, el diestro pronunció sus primeras palabras tras este gran susto. Eligió la red social Twitter para tranquilizar y agradecer a sus seguidores que se han preocupado por su evolución. "Quiero agradecer todos los mensajes de ánimo que he recibido, me dan fuerzas y quiero tranquilizaros porque ya me encuentro mucho mejor", escribía en su perfil social.
Durante sus días ingresado la que no se ha separado de su lado ha sido su mujer, Eva González, que se trasladó a Zaragoza al poco de enterarse de la noticia. A la presentadora de Masterchef se la pudo ver serena a su llegada a la clínica para reunirse con su marido e incluso esbozó una sonrisa a los fotógrafos allí congregada. El sábado, otro compañero de profesión, el torero Juan José Padilla le visitaba en el hospital. Precisamente el doctor Val-Carreres trató a Padilla tras sufrir su gravísima cornada en la cara que le dejó sin visión en un ojo en 2011.