Chenoa visita esta noche El Hormiguero en un momento en el que aún se sigue hablando de la polémica que han provocado algunas de las confesiones que hizo sobre su exnovio, David Bisbal, en el libro que publicó el pasado 26 de septiembre, Defectos perfectos. En él no solo habla de su traumática ruptura, sino que también dedica numerosas páginas a otros de sus amores y a algunos de los momentos más críticos de su vida.
Aunque su historia con el almeriense es la que más titulares ha generado, Chenoa también habla de otros diez amores, como Luis Depestre, el saxofonista con el que la cantante salía cuando entró en la academia y a quien dejó por Bisbal. Al parecer, ella no le recuerda con mucho cariño y sus declaraciones no han sentado muy bien en el entorno del cubano: "Nuestra relación era una de las cosas de las que yo había huido despavorida", afirma la cantante sobre el momento en el que Depestre fue a visitarla, junto a su padre, a la academia.
De quien tampoco puede decir cosas muy positivas es de otro de sus ex, Álex González, a quien define como "un tío encantador, guapo y amable", pero que no se portó bien con ella después de posar juntos en la gala de los Goya de 2006: "Aquella noche surrealista terminó en un mal rollo extrañísimo, porque yo no tenía que ver con que las cámaras me persiguieran a mí. Aquello puso de manifiesto la incapacidad de Álex para aceptar que era el novio de alguien famosa. La relación se convirtió en un reproche continuo, en un no querer salir por si alguien nos veía juntos".
Según cuenta, unos meses después Chenoa empezó otra relación con un realizador de Ibiza, de quien asegura que nunca tuvo un gesto cariñoso. Más tarde, fue un piloto comercial el que no se portó muy bien con la hispano-argentina, ya que le era infiel constantemente. Aun así, este se "presentó con un pedrusco de Cartier en mano, pidiendo o, mejor, suplicando matrimonio", y la cantante le dio el sí. Tiempo después se dio cuenta de que fue un gran error.
También deja espacio para recordar a sus amores de juventud, como Juan, un chico de su pandilla con el que salió un tiempo y vivió un desenlace muy dramático: "Nuestras peleas eran constantes y un buen día, sin venir a cuento, en plena calle tuvimos una fuerte discusión con ingredientes que prefiero no recordar. Nadie se acercó a ayudarme". Después de "semejante brutalidad", como ella describe, decidió volver con él, pero la cosa acabó en desastre otra vez.
Pero Chenoa no solo dedica sus páginas a los amores de su vida, sino que también cuenta cosas tan impactantes y personales como que sufrió acoso cuando era pequeña: "Los niños se reían de mí. Pueden llegar a ser muy malos. No querían jugar conmigo y se burlaban de mis eses, de mis palabras diferentes. Para colmo de males, yo no comía con el resto de compañeros en el comedor, porque no había dinero; me llevaba mi tupper de casa y lo hacía sola en el patio".
Por otro lado, confiesa que ser madre no es algo que esté entre sus planes, pero que sí se le despertó el instinto hace unos años y se llegó a plantear si el problema radicaba en las parejas que elegía: "Durante mucho tiempo quise ser madre. Por mucho tiempo no sé qué me frustraba más, si el no ser madre o que mis parejas no cuajaran lo suficiente como para llegar a ese punto".
Otro de sus momentos críticos fue cuando su perspectiva sobre su profesión cambió y quiso dejarlo todo al terminar su contrato con Universal: "Ya no pienso cantar más. Le dije a mi hermano que cerrara la oficina. Ya no servía como artista. Ese mundo era una mierda y yo no estaba dispuesta a seguir participando de aquello", escribe.
En cuanto al famoso reencuentro de los concursantes de Operación Triunfo y la comentada "cobra", otro momento de su libro en el que Bisbal vuelve a tomar protagonismo, Chenoa explica que "el momento Escondidos era complicado". "Decenas de de luces y cámaras nos apuntaban, todo el equipo estaba pendiente de nosotros. Cogerte de la mano con alguien con quien hubo tanto y con el que no te has relacionado en más de diez años es incómodo", afirma.