Su radical cambio de imagen de este verano dio mucho de qué hablar. María José Campanario fue fotografiada en la playa luciendo su nueva imagen, con un rubio muy claro, casi platino y el pelo muy largo, y en seguida surgieron todo tipo de comentarios acerca de los motivos por los que había decidido decir adiós a su característica melena castaña. "Soy una persona que me gusta mucho cambiar, y no era la primera vez: en la Universidad ya estuve una temporada rubia. Lo que pasaba es que mi peluquera no podía venir a la clínica y fue otra la que me cambió el color de pelo y me lo puso más rubio… pero ya lo tengo de nuevo más oscuro", confiesa la mujer de Jesulín de Ubrique en las páginas de ¡HOLA!.
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Desde que a principios de julio ingresara en una clínica de salud mental en Málaga para regular sus problemas de sueño, medicación (por su fibromialgia) y alimentación, Maria José se convirtió en el centro de todas las miradas y algunos se aventuraron a hacer una doble lectura de su cambio de look. "Lo cierto es que tengo que convivir siempre con estas dobles lecturas. No sé por qué siempre se tiene que ver todo con el objetivo de hacer daño, con maldad y con segundas intenciones", afirma, y añade: "Yo no entiendo que un cambio de color de pelo pueda llevar a semejantes barbaridades. Me parece verdaderamente absurdo".
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En su entrevista, María José responde a casi todas las incógnitas. Eso sí, quiere que, cuanto antes, este capítulo de su vida se convierta en un paréntesis... porque su cuerpo pide "a gritos" volver a empezar. "Toqué fondo, estaba superada, asustada, tenía miedo... Necesitaba volver a ser yo", nos dice la mujer del diestro que solo quiere recuperar la normalidad: "Lo único que me pide mi médico es que descanse y… es muy difícil que me dejen".