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"Estoy aprendiendo a controlar el dolor, aprendiendo a llevar cosas que antes no sabía". Así se confiesa María José Campanario en su entrevista más esperada después de los meses tan complicados que ha vivido. "Físicamente me encuentro bien. No tengo el alta médica todavía, solo el alta hospitalaria, pero estoy intentado recuperar mi rutina y mi vida normal con mi familia y con mis hijos", asegura la mujer de Jesulín de Ubrique, que habla por primera vez en las páginas del nuevo número de la revista ¡HOLA! y aclara todas las polémicas en las que se ha visto envuelta desde que el pasado mes de julio ingresara en una clínica de salud mental para regular sus problemas de sueño, medicación (por su fibromialgia) y alimentación.
"¿Estás al cien por cien?", una pregunta a la que ella contesta con el corazón en la mano: "No, ni al noventa. Ojalá, pero poco a poco. Esto va despacio. Es verdad que la medicación que me han puesto ahora está yendo muy bien y estoy mucho más animada, estoy durmiendo muy bien… Eso era lo que más me preocupaba: no poder dormir a causa del dolor".
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Más delgada, con su color habitual de pelo, sonriente…, María José hizo un esfuerzo para asistir como dama de honor a la boda de una gran amiga y compañera de su época de estudiante de Odontología, que se celebró en Figueira da Foz (Portugal), donde tuvimos la oportunidad de charlar con ella. Vestida de verde esperanza para dar los primeros pasos de su nueva vida, quiere empezar a ser la de antes, la de siempre, y terminar cuanto antes este capítulo de su vida, aunque confiesa que aún no puede decir que ya haya pasado todo: "Lo peor en estas situaciones nunca sabes si ha pasado, pero es cierto que llevo un tiempo sin tener ninguna crisis fuerte y… toco madera", nos confiesa María José, que reconoce que: "Yo creo que los temas de salud son muy delicados y hay que respetarlos… y en mi caso, no se ha respetado en absoluto".
- En ¡HOLA!, la entrevista más esperada de María José Campanario
Muy serena, la mujer del diestro nos habla de sus momentos más bajos: "Toqué fondo. La medicación ya no me hacía efecto y no podía dormir, y sin dormir pierdes la alegría, pierdes la fuerza, pierdes las ganas de comer… pierdes todo". Pero también tiene puesta la mirada en todos los momentos especiales que le quedan por vivir rodeada de los que más quiere, como su nueva boda con Jesús, unos planes que tuvieron que aplazar debido a su delicado estado de salud: "Tengo muchas ganas, pero, primero, quiero estar al cien por cien y recuperar todo el tiempo perdido".
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