El conmovedor mensaje de Marta González a su padre, el torero Dámaso González

La inesperada muerte del torero, el pasado 26 de agosto, ha sumido a su familia en una gran tristeza

por hola.com

La familia de Dámaso González intenta sobreponerse de su pérdida. El torero falleció el pasado 26 de agosto, a los 68 años de edad, a consecuencia de una fulminante enfermedad, una inesperada muerte que dejó a todos sus seres queridos destrozados. Su hija Marta, bloguera de HOLA.com, ha compartido en sus redes sociales un conmovedor texto en recuerdo de su padre junto a una bonita foto de ambos, que reproducimos a continuación.

“Nunca te lo dije, pero cuando era niña, el mayor miedo que tenía era que te pasara algo cuando te ibas a torear. Por eso, crecí siempre con temor a perderte. Sin embargo, cuando veía que superabas las cornadas más duras como el que se hace un rasguño, sin jamás quejarte, una parte de mi corazón me engañaba haciéndome creer que eras inmortal y que estarías por siempre a mi lado... 💔”, escribe.  

“Papá, eres la persona más especial que he conocido en mi vida, ya no como padre que podría estar una vida diciéndolo, sino todo tú. Todo en ti era magia: tan fuerte y tan noble a la vez. Tan grande y tan humilde. Tan valiente y tan bueno. Tan generoso con todos, hasta un grado inimaginable. El alma más pura y la mirada más limpia. Ese eras tú papá”, sostiene.

“Por eso doy gracias a Dios, porque me siento bendecida de que seas mi padre, porque cada minuto a tu lado ha sido el regalo más grande. Porque me has enseñado a ver la vida de esa manera tan especial... a conocer los valores, el respeto, a superar barreras... Sólo te faltó una cosa: enseñarme a vivir sin ti, y ahora eso es lo que me ahoga”, prosigue.

“Me queda un consuelo, lo que me da fuerzas, saber que ahora estás siempre conmigo. Porque quizás mi corazón no me engañaba del todo, y donde decía inmortal quería decir ETERNO. Siempre juntos. Guíame en el camino. Sigue cuidándome, papá. Mi alma está rota sin ti. Te quiero, papá”, concluye.

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Hace unos días era su hija Sonia la que publicaba en sus redes sociales un sentido homenaje a su padre. "Te quiero papá, no puede existir un amor más infinito y mutuo, por eso no sé vivir sin ti... Siempre me mirabas como en esta foto, protegiéndome de todo, amándome incondicionalmente y ahora me doy cuenta... Amo la familia, a las personas buenas, el campo, el mundo del toro, nuestro Albacete... pero no es por como son, sino por cómo tú has hecho que sean para mí y todas las personas a las que has hecho tanto bien... GRACIAS a todos los que nos estáis dando tanto cariño ❤️", compartió junto a esta imagen. 

Rodeado por su esposa, Felisa Tarruella, y sus cuatro hijos (Marta González Tarruella, Sonia González Tarruella, Elena González Tarruella, Dámaso González Tarruella), Dámaso González fallecía en la madrugada del pasado 26 de agosto en el Hospital Quirón de Pozuelo de Alarcón (Madrid) a la edad de 68 años. 

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Por eso, la despedida a uno de los "más grandes" tenía que ser la más grande, y Albacete (donde nació, el 11 de septiembre de 1948) le rindió el más sentido homenaje. Su ciudad natal se vistió de luto, el mismo que vestían los corazones de su mujer y sus cuatro hijos, y el resto de sus familiares, entre ellos, su yerno Juan Peña, quien, desconsolado, recordó a su suegro con estas palabras: “Tu familia está destrozada, mi Soni, tu niña, la has dejado muerta en vida… tus hijos, tu mujer… Mi niño, tu único nieto, su Lalo… cómo se le cuenta ahora a un niño que no tiene ni dos años y que no para de repetir que quiere ser como Lalo…”. También de luto se despidieron de él sus compañeros, José Ortega Cano, Juan Antonio Ruiz, «Espartaco»; José María Manzanares y un desconsolado Enrique Ponce.

Todos acudieron a darle el último adiós al torero y el pésame a su viuda y a sus hijos en la capilla ardiente que, con sus restos mortales, fue instalada en la plaza de toros de Albacete, La Chata, donde dio su última vuelta al ruedo entre lágrimas y gritos de "¡torero, torero!" antes de ser trasladado a la Misa funeral que se ofició en la santa iglesia catedral de Juan Bautista, donde, sin excepción, todos destacaron también una única e insistente idea: su valor humano y su grandeza, además de como torero, como esposo, padre y abuelo.