Michelle Obama ha escogido España como destino para disfrutar de unas agradables vacaciones. Según publica El País, la ex Primera Dama de los Estados Unidos ha llegado a las seis de la mañana de este martes al aeropuerto de Palma de Mallorca, capital de la isla en la que se presupone pasará la próxima semana.
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Al tratarse de una visita de carácter privado, no se espera que Michelle Obama, quien ha acudido al enclave balear en solitario, realice ningún tipo acto de carácter oficial. No obstante, tampoco sería descartable un posible encuentro entre Obama y el rey Felipe VI, a pesar de que, a estas alturas del verano, el único miembro de la Casa Real que queda en la isla es la Reina emérita.
Esta no es la primera vez que Michelle viaja a Mallorca. Su paso por la isla se produjo en el año 2010, aunque se trató de una visita fugaz, pues tan solo permaneció unas horas en Palma. En aquella ocasión aprovechó para visitar a los entonces reyes, don Juan Carlos y doña Sofía, y tomar un almuerzo en Marivent, residencia estival de la Familia Real, con la entonces Princesa de Asturias, doña Letizia.
James Costos, exembajador de Estados Unidos en España, quien hace unos días era nombrado “Mallorquín del Verano” por haber difundido en todo el mundo los encantos de la isla balear - lugar en el que veranea desde hace más de diez años-, será el encargado de hospedar y enseñar los lugares más emblemáticos de Mallorca a Michelle Obama, según asegura el citado medio.
La relación entre los Obama y Costos va mucho más allá de la política. Antes de que Barack Obama le nombrase Embajador, se fraguó gracias a su pareja, el diseñador de interiores Michael Smith, quien acondicionó la Casa Blanca al gusto de la Familia Presidencial. Desde entonces, los lazos entre estas dos familias consiguieron traspasar la frontera profesional, y ahora, presumen de una gran amistad. Los Costos-Smith, quienes abrieron a principios de año las puertas de su fabulosa casa en California a la revista ¡HOLA!, se encargaron también de hospedar a la familia Obama en su refugio en Rancho Mirage tras la investidura de Donald Trump como presidente.