José María Manzanares no pudo pasar por alto la emotiva despedida al diestro Damaso González, fallecido a los 68 años de una grave enfermedad. El torero, pese a su reciente y complicada operación cervical, no dudó en desplazarse hasta la catedral de Albacete para asistir al funeral de su querido compañero. “Le queríamos mucho, todos, todo el mundo del toro y le vamos a echar mucho de menos. Deja una huella muy grande”, confesó.
Visiblemente recuperado de su intervención, José María Manzanares, que continúa llevando el collarín con el que abandonó el hospital a principios del mes de agosto, afirmó que se encuentra bien: “Bien, estoy mejor, estoy mejor, gracias a Dios”. El torero reconoce que fue un susto, ya que "me tuve que operar de urgencia, pero el médico es un fenómeno”. Manzanares continúa su recuperación que le mantiene alejado de los ruedos.- "Ahí vamos, poquito a poquito”. Ni los médicos ni el propio torero se atrevieron a concretar el tiempo que necesitará para volver a vestir el traje de luces.
El torero tuvo que ser intervenido para subsanar la “compresión médulo-radicular aguda” que le producía la hernia discal C5-C6 al fin de evitar “la posibilidad de una tetraplejia”, tal y como informaba el parte médico que hizo saltar todas las alarmas. Afortunadamente la operación fue un éxito: “La intervención ha cursado sin incidencias, esperando que en un corto plazo de tiempo sea posible el alta hospitalaria”, aseguróel Dr. Trujillo, jefe del equipo médico que intervino al diestro alicantino. su oficina de prensa comentaba entonces que comenzaría "una intensa rehabilitación para acortar los plazos de recuperación lo máximo posible y poder reaparecer así de cara a sus siguientes compromisos".
Durante todo este tiempo ha contado con el apoyo incondicional de su mujer, Rocío Escalona, con la que se casó en noviembre de 2010 y con quién tiene tres hijos: José María, de cinco años, y Julieta, de cuatro, y Gabriela, de un año.