El mundo del cine se despide de una de las suyas, la actriz Terele Pávez, fallecida el pasado viernes a los 78 años de edad. Pero de entre todas las voces, destaca la de Álex de la Iglesia, para quien el terror fue más fuerte que la pena, "el miedo que te invade al comprobar que es verdad, que esa persona que ha construido tu vida se está yendo para siempre". No en vano fue su director en siete películas: El día de la bestia, La comunidad, 800 balas, Balada triste de trompeta, Las brujas de Zugarramurdi, Mi gran noche y El bar.
En un artículo publicado en el diario El País, el director bilbaíno quiso dar su último adiós a una actriz que lo acompañó durante toda su carrera. Tras más de 20 años de relación, personal y profesional, el director define a intérprete de una manera que encoge el corazón. "Terele era más grande que la vida. Era un gigante, un coloso, y al mismo tiempo la más frágil de todas las mujeres. Su nivel de sensibilidad te anulaba, su miraba te taladraba. Te miraba por dentro, no sé si habéis notado esa sensación. No soportaba la pose, la mentira: la única manera de establecer contacto con ella era hablarle con el mismo nivel de verdad, y cuando se daba esa magia, era ella la que se postraba ante ti y te decía: te entrego mi corazón, haz con él lo que quieras".
Álex de la Iglesia, que estuvo en el hospital en tal difícil momento, confesaba lo que tenía en mente decirle al llegar a su habitación. "Hay que hablar con los que están en coma: te escuchan", pero "¿Qué podía decir para que volviera con nosotros? ¿Que me es imposible vivir sin ella? ¿Decirle todo lo que significaba para mí? No le hubiera gustado nada". En su lugar prefirió llamarla, pidiéndole simplemente que volviera con un dulce "Terele, por favor, deja de llamar la atención que ahí fuera hay mucha gente preocupada" o con esa orden incorruptible para cualquier intérprete: "Terele, acción". Pero Terele ya no estaba.
Una vida que se fue, una de las tantas que había vivido Pávez, pues como indica De la Iglesia, "accedía sin esfuerzo al más profundo de los sentimientos porque ella ya había estado allí anteriormente. Terele vivió más de mil vidas, todas de una intensidad inimaginable. Es normal que fuese la mejor actriz que he visto jamás". Y de una persona de tal calibre sólo se puede hablar en presente, "porque no ha muerto, no puede morir, nadie puede con ella. Ni la misma muerte".
El director no ha sido el único que se ha despedido de ella. Muchos han sido los rostros conocidos que han utilizado las redes sociales para dar un último adiós a esta gran dama del cine y compartir algunas de las experiencias personales y profesionales que vivieron a su lado.
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