Saliya Kahawatte nació en Alemania y vive hoy en Hamburgo. Su nombre significa “jardín amarillo”, ya que su familia cultivaba azafrán y cúrcuma en los campos de Sri Lanka. Perdió la vista cuando contaba con 15 años de edad; nadie pudo evitar que perdiera el 90 por ciento de la visibilidad y que le entregaran el documento que le declaraba minusválido. Los médicos querían enviar a Saliya a un colegio especial con el fin de aprender braille, pero él lo rechazó. En cambio, continuó en su colegio para terminar sus estudios. No podía ver la pizarra, por lo que pedía a los profesores que hablaran en voz alta para memorizar las clases. Su hermana incluso grabó en cintas todos sus libros de texto para poder ayudarle a estudiar.
Por fin se graduó consiguiendo su objetivo, pero ahora comenzaba la parte más difícil: encontrar un hueco en el mundo laboral. Nadie quería contratar a Saliya debido a la ley alemana de protección laboral, muy dura, que le hacía imposible llevar una vida normal y dejar su ceguera a parte. Como último recurso, decidió obviar su enfermedad y no declararla en el currículo. Por fin consiguió unirse a las filas de un hotel de lujo en Munich –es en este momento donde la película comienza– y con la ayuda de su amigo Max, quien le ayudó a salvar multitud de obstáculos, finalmente consiguió acabar las prácticas en el hotel. “En la película se puede ver fielmente todas las pruebas que tuve que superar. Es tal y como ocurrió”.
“Pensé que trabajar en un hotel consistiría en llevar platos, repartir cervezas y hacer café… esa era mi idea. Era muy ingenuo entonces. Trabajar en el mundo de la hostelería supone mucho más que eso, pero de alguna manera conseguí lograr acostumbrarme al ritmo del hotel. Finalmente confesé mi enfermedad a mi jefe y aún así logré mi diploma y abrí mi propio restaurante”.
Cinco años después, su pequeño restaurante quebró y Saliya decidió retomar su carrera en la hostelería volviendo a ocultar su enfermedad. Llegó a ser el sobrecargo del restaurante del hotel, pero el ritmo y las dificultades pudieron finalmente con él y decidió abandonar su puesto. Se aficionó a las drogas y al alcohol debido a la depresión que le causaba su ceguera, e incluso llegó a tratar de quitarse la vida seis veces. Durante un año fue internado en un psiquiátrico por todo esto y, a su salida, fue enviado a un taller donde gente con capacidades especiales podía trabajar.
Decidió empezar de nuevo: comenzó a estudiar una carrera de negocios internacionales en Hamburgo, pero tuvo que dejarla en vilo por problemas económicos. Su seguro quería enviarle de vuelta al taller, pero él se negó en redondo. Con ayuda de la prensa consiguió los fondos necesarios para pagar sus estudios y finalizar por fin su carrera: “Mi vida ha sido bastante extraordinaria”. Tras terminar la carrera, decidió revelar por fin su problema y envió multitud de solicitudes de trabajo. De nuevo, nadie quiso contar con su ayuda.
“Acabé en Bienestar Social y gracias a esto conseguí comenzar mi propio negocio. Quería trabajar como motivador para otras personas, pero no tenía nada que me respaldase: ni seguro, ni oficina, ni reseñas… no tenía ningún éxito. Pero un día una editorial se fijó en mi historia y decidió comprarla. Negocié un contrato con ellos y logré contratar a un empleado y alquilar una humilde oficina. En octubre de 2009 se publicó mi biografía y se convirtió en un best-seller. Fui invitado a la feria del libro, donde los medios hicieron eco a mi historia. Contraté a mi segundo empleado y mi negocio floreció. Mientras tanto, logré fundar cuatro compañías, entre las que se encuentra el Proyecto Saliya, y publiqué mi segundo libro (de cocina)”.
Después de la versión en papel, su historia llegó a la gran pantalla en 2015, y supuso un gran éxito en Alemania para después viajar por todo el mundo. Su historia se ha convertido en ejemplo de superación para miles de personas que, como él, sufren alguna discapacidad. "Mi mensaje para el mundo es: Cree siempre en ti mismo, es lo único que puede hacerte avanzar. Trabaja en tu actitud y en tu forma de pensar. Siempre de manera positiva, porque cualquier crisis es una oportunidad para desarrollar tus habilidades y volar. La única discapacidad real es una mala actitud. Podemos lograr cualquier cosa que queramos siempre que creamos en nosotros mismos y luchemos por nuestras pasiones. Yo tengo una visión de la que deriva mi misión: hacer creer a los demás que son capaces de hacer grandes cosas".
La película, dirigida por Marc Rothemund, llega a los cines este viernes 14 de julio.