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Apenas un par de semanas ha durado el regreso de Lucía Pariente al concurso Supervivientes, con el papel de fantasma del pasado. La madre de Alba Carrillo, que permanecía en la cabaña del árbol, aislada del resto de participantes, junto a Kiko, novio de Gloria Camila, un compañero que a simple vista no parecía el ideal. Y es que, antes de su primera marcha de Honduras, protagonizó una tensa discusión con su novia y con él, en la que se vio envuelta también su hija Alba. Se dijeron entonces cosas muy desagradables y se inició un distanciamiento que parecía no tener solución.
Sin embargo, a su regreso al programa y puesto que estaban aislados, se firmó una especie de tregua entre ambos por el bien de una convivencia tranquila. Pero volvieron a chocar los caracteres fuertes y estalló la tormenta. De nuevo Kiko y Lucía se enzarzaron en una pelea que fue subiendo de tono cada vez más y terminó con un intercambio de insultos que provocó una reacción radical por parte de la organización.
Decidieron que este comportamiento no era aceptable y que la expulsaban de nuevo de la isla, una segunda vuelta a España que de nuevo está salpicada por la polémica. “Y eso, ¿por qué? No sé lo que he hecho” se preguntaba Lucía cuando conoció la respuesta del programa. No se ha producido el esperado encuentro entre Lucía y su hija Alba, que no fue elegida por la audiencia para abandonar el concurso y por tanto no estuvo en la cabaña. Esta semana la modelo está nominada, junto con Alejandro e Iván, pero su madre ya ha abandonado la isla.
Uno de ellos se quedará a las puertas de la final, que es a mediados de julio y que cuenta ya con dos aspirantes asegurados al premio. Laura Matamoros, que ganó la prueba de líder y se quedó a salvo de las nominaciones, y José Luis, que no fue elegido por sus compañeros, se enfrentarán en la final contra los que resulten salvados por la audiencia. ¿Quién se coronará vencedor?
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