El cansancio y la tensión por la final empiezan a hacer mella en los concursantes de Supervivientes. Han pasado ya más de dos meses desde que comenzaron esta aventura extrema y la mayoría no están pasando por su mejor momento. Las pruebas a las que se enfrentan cada semana y la rutina del día a día, además del hambre y las fuertes discusiones que protagonizan, les está afectando físicamente. La última en sufrir las consecuencias de toda esta presión ha sido Laura M. Flores.
La concursante sufrió una bajada de tensión y sus compañeros la encontraron tirada en la arena, sin fuerzas y visiblemente afectada. Alejandro fue el primero en interesarse y se acercó a ella para preguntarle cómo se encontraba. A pesar de que no mantienen una relación muy estrecha y han discutido en varias ocasiones, el concursante dejó a un lado sus diferencias y se preocupó por su compañera. "¿Estás bien? ¿Qué te pasa? ¿Estás mareada?", le preguntó. "Bajada de tensión", le contestó Laura. "¿Quieres algo? ¿Agua? ¿De verdad?", insistió Alejandro, que se quedó un rato sentado junto a ella, mostrándose muy preocupado.
Después, se fue junto a Paola y José Luis para contarles lo que había sucedido: "Está ahí desmayada". "No pasa nada, estamos así todo el rato, sin fuerzas, todos mareados...", le dijo Paola, asegurando que los demás también estaban afectados. "Se ha caído al suelo, algo le habrá pasado", añadió.
Despues, fue Juan Miguel el que acudió en su ayuda y no sólo intentó que se relajara haciéndole un masaje en la cabeza, sino que también le cogió la mano y le dio un cariñoso beso en la frente. El concursante se mostró muy afectado, de hecho, se le saltaron las lágrimas al ver el mal rato que estaba pasando su compañera. También fue junto a ella Alba Carrillo, que la consoló con un abrazo y consiguió animarla y sacarle una sonrisa. La taparon con una chaqueta y, como se encontraba mejor, pudo incorporarse y levantarse con la ayuda de los dos.